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Gabri, un futbolista fiable

El volante del Barça responde siempre que Van Gaal lo alinea

Ramon Besa

Un resfriado le tuvo en ascuas desde su llegada a Praga. Incluso le confesó al doctor Ricardo Pruna que no aguantaría el partido entero. Y sin embargo, Gabriel García de la Torre (Sallent, Barcelona, 1979), Gabri, sólo salió del estadio Letna cuando el noruego Rune Pedersen pitó el final y certificó el triunfo del Barcelona con dos goles suyos, el último a dos minutos del final y justo después de que Hesp parara un penalti a Hapal. "El segundo tanto lo metí sin fuerzas", confiesa, sin atender a que su lanzamiento se produjo desde la media luna del área. Agotado, acabó argumentando, como dicen todos los jugadores, que está "en racha".Gabri mantiene una buena relación con el gol, sobre todo en los últimos seis partidos, en los que ha metido cuatro. Desde que Iñaki Sáez le arrimó al área rival en el Mundial sub 20 del año pasado, tanto que llegó a marcarle dos goles a Brasil nada más comenzar el campeonato, Gabri aparece más conectado con el marco adversario. En sus tiempos de juvenil campaba más en cancha propia, sin tanta presencia ofensiva, ganándose la vida como un jornalero. Hoy, en cambio, es un futbolista mucho más completo.

Mantiene su estampa de jugador laborioso, propia de un hijo de un minero que debe rendir cuentas ante la madre, viuda desde hace tiempo, y ha ganado peso en el juego ofensivo, quizá porque siempre quiso parecerse a Luis Enrique. Lesionado el asturiano, con Litmanen entrando y saliendo de la enfermería y Zenden convaleciente, costará devolver a Gabri al filial, después del buen trabajo que está realizando en el primer equipo. Ya comenzó la temporada jugando en el Camp Nou (ha disputado parcialmente 20 de los 49 partidos oficiales y ha sumado cinco goles) y llegó a ser elegido el mejor jugador del Gamper, pero en cuanto se recuperaron los profesionales, le mandaron de nuevo al Miniestadi, y el chico pasó un mal rato, así que hoy aspira a asentarse, al igual que Puyol, Xavi y Arnau, sus compañeros de camada en el fútbol base que han tomado el relevo de la Quinta del Mini, hoy muy dispersa.

Van Gaal sabe de la fiabilidad de Gabri, jugador de equipo por excelencia, y también de su docilidad, pese a que costó que renovara por el Barça hasta 2004 después de las muchas ofertas que le cursaron. En su día incluso fue pretendido por el Madrid, y Del Bosque (entonces coordinador del fútbol base) lo tenía apalabrado, pero Oriol Tort le ganó por la mano y por cariño y se lo llevó a La Masia. "Es un futbolista 8", proclamaba Tort, fallecido en septiembre pasado, y Gabri siempre le dio la razón.

Regular, constante, resistente, polivalente y aplicado, facultades propias de un volante, ha aumentado tanto su llegada como su caudal de remates. Cubre mucho campo, tiene un buen recorrido, guarda bien la posición y resulta fundamental tanto en la fase de presión y recuperación de pelota como en la salida. El fuelle le permite ser un jugador goma, de medio fondo, diestro por naturaleza y con una técnica estimable.

Como acostumbra a decir el propio jugador canterano, no destaca en nada, pero tampoco le falta nada.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.
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