Pasaporte por votación popular
En Emmen, una localidad de 27.000 habitantes (un 25% de ellos, extranjeros) en el corazón de la Suiza alemana, no basta con tener los papeles en regla para conseguir la residencia. El 13 de junio del año pasado, los votos del 51,5% de los vecinos de esta comuna del cantón de Lucerna aprobaron la iniciativa de la Unión Democrática de Centro (UDC), una formación catalogada como de extrema derecha, según la cual las demandas para obtener la ciudadanía suiza deberán pasar por el filtro del consenso popular.Desde entonces, las candidaturas se remiten a todos los hogares por las autoridades locales. En caso de pérdida pueden consultarse en los folletos colgados en la plaza principal de la localidad. Junto a la foto del aspirante, otros datos más personales y pormenorizados que el mejor de los currículos: fecha y lugar de nacimiento, estudios, empleador, pasatiempos, bienes declarados y demás intimidades.
"Las autoridades de Emmen pueden publicar tantos detalles porque la ley sobre protección de datos del cantón de Lucerna tiene muchas lagunas", asegura Martin Brunner, alcalde de Zúrich, donde la UDC sueña con instaurar también este peculiar sistema de selección.
Las españolas Lara, de 13 años; Antonia, de 35, y su hija Deborah obtuvieron el respaldo de sus vecinos en la primera consulta popular, realizada el 12 de septiembre de 1999, y ya disfrutan de pasaporte helvético en regla. Menos afortunados fueron los Ademi, una familia de seis miembros originaria de la exYugoslavia. El referéndum les negó un derecho consagrado en la Convención Europea de Derechos Humanos. Aunque la legislación suiza establece mecanismos estrictamente administrativos para conducir las demandas de naturalización, la UDC justifica su iniciativa argumentando que en Emmen "no existe un Parlamento que resuelva estas cuestiones".
Desde el pasado 13 de marzo, ocho ciudadanos de origen italiano poseen la nacionalidad suiza gracias al refrendo de sus vecinos. No es el caso de 48 emigrantes de origen albanokosovar que no contaron en la consulta con el beneplácito de los habitantes de Emmen, a los cuales no debió parecer meritorio el informe remitido desde el gobierno local.
Bogdan, uno de los candidatos que tendrá que esperar tiempos mejores o emigrar a cualquier otro punto de la Confederación Helvética si quiere conseguir su ansiado pasaporte, se muestra desencantado e indignado con la actitud de sus vecinos, a los que califica de racistas. "En lugar de una pistola usaron la pluma. Pero el resultado es el mismo: en las cabinas de votación, nos dispararon", concluye.
Este pequeño rincón del cantón de Lucerna no escapa a las tensiones fruto del recelo hacia los inmigrantes. Una suiza de 50 años entrevistada por el semanario L'Hebdo justifica su voto de rechazo hacia los colectivos procedentes de los países del Este: "Cuando se examinan los ingresos en detalle se observa que existe algo que no marcha bien. Uno de los candidatos, por ejemplo, tiene un salario muy bajo. Para mí es el próximo candidato a la ayuda social y yo deberé pagar para su sostén. Prefiero la escoba... y barrerlos".
Otro de los argumentos tiene origen cultural, y los ciudadanos de Emmen muestran su descontento con un sistema educativo en el que autoridades y profesores se declaran incapaces de integrar a los extranjeros. Las diferencias de valores y visiones del mundo separan a los 3.000 niños y adolescentes suizos que acuden a las escuelas de la comuna y a los 800 -que representan un 26% del total- de origen albanés. Así, una pareja de la exYugoslavia cuyos hijos ya son suizos educados en los colegios de Emmen ha visto rechazada su candidatura por 5.659 votos, frente a 1.703 favorables.
En el referéndum celebrado la pasada semana, la mayoría de los candidatos rechazados había nacido en Suiza y hablaba mejor el dialecto suizo-alemán que el serbocroata, por ejemplo. Es el caso de una joven de 20 años cuyos padres llegaron a Lucerna hace 27.
Mientras las autoridades federales helvéticas niegan que esta iniciativa tenga un tinte racista -"como los motivos del rechazo de ciertas candidaturas no se conocen, es difícil probar que se trata de una discriminación en razón de la nacionalidad del candidato"-, la UDC espera sacar tajada de su idea en las elecciones municipales a celebrar en abril.
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