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BMW acusa a Tony Blair de hundir Rover por no querer entrar en el euro

Isabel Ferrer

La venta de Rover por parte de BMW ha desatado un fuerte enfrentamiento entre el Ejecutivo del primer ministro Tony Blair y el grupo automovilístico alemán. El tono de las declaraciones de una y otra parte se elevó ayer debido a que BMW acusó directamente al Gobierno de haber sido el responsable de la caída de Rover por la demora del Reino Unido en sumarse al euro. Añadido a esto, ayer se concretó la venta de Land Rover por parte de BMW a Ford por 540.000 millones de pesetas.

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Más de 50.000 empleos a la deriva

El desmembramiento de la firma automovilística Rover entró ayer en su fase final al confirmar la casa Ford su deseo de comprar Land Rover, una de las marcas con más solera de la industria automovilística británica. Mientras Jac Nasser, director ejecutivo de Ford, ultimaba los términos de un contrato de 2.000 millones de libras (540.000 millones de pesetas) libre de deudas, el grupo alemán BMW atribuía la venta de Rover a las dificultades que ha causado la negativa de Londres a sumarse al euro, con una libra cada vez más cara, que convierte en estratosféricas las inversiones necesarias en la planta de Longbridge y complica las ventas fuera del Reino Unido. Alchemy Partners, la sociedad de capital de riesgo heredera del mítico fabricante británico, tampoco contribuyó a calmar los ánimos. Planea deshacerse de la mitad de los casi 9.000 empleados de Rover que ha asumido.El súbito desmembramiento de la casa Rover era presentado ayer como una operación "buena y mala" en el Reino Unido. La cara era Ford, que añade la legendaria marca Land Rover a otras no menos brillantes como Jaguar, Volvo, Lincoln o Aston Martin, todas en sus manos. Alchemy Partners, la cruz, no oculta su deseo de reducir el volumen de producción de The MG Car Company, la nueva compañía que fabricará las series Rover 25 y 45, el viejo Mini y el MGF, lanzado en 1995. El modelo 75 y el nuevo Mini lo seguirá produciendo BMW bajo contrato con Alchemy.

En Londres y la ciudad alemana de Múnich, entretanto, Tony Blair y la directiva de BMW se echaban unos a otros a culpa de la división de la empresa. La compañía alemana abrió el fuego asegurando que la fortaleza de la libra y la terquedad del Reino Unido, que no acaba de sumarse al euro, habían reducido un 25% las ventas mundiales de Rover. Según Joaquim Milberg, director ejecutivo de BMW, la constante subida de la cotización de la libra ha hundido a Rover. "La culpa es de la política económica del Gobierno que ignora el clima financiero comunitario".

Tony Blair, primer ministro británico, dejó hablar ayer a su titular de Comercio, pero sus portavoces puntualizaron que el líder laborista consideraba "una afrenta" la actitud de BMW. A medida que avanzaba el día quedó claro que Londres estuvo "a oscuras" sobre la venta de Rover hasta el último minuto. Blair, que se precia de ser un líder proclive al mundo empresarial, lo ha tomado como un golpe bajo.

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