"Madrid es aún Corte, todos han de pensar lo que se piensa aquí"

Ignacio Izuzquiza es un aragonés de familia vasca que dirige el Departamento de Filosofía de la Universidad de Zaragoza. Allí nació hace 51 años. Su abuela vivió en el barrio de Salamanca de Madrid. Él estudió en la Universidad de Valencia y marchó a América Latina dentro de un programa internacional de la Unesco; permaneció tres años instruyendo en teoría del conocimiento a los maestros. Con una beca Fullbright viajó a la Universidad de Harvard, donde amplió estudios de Historia de las Ideas. Es un enamorado de la radicalidad del pensamiento alemán, de la brillantez de la forma filosófica francesa y de la concisión del estilo anglosajón. A su regreso se estableció en la capital maña, desde donde sigue la actualidad del pensamiento europeo. Profundo conocedor de la vida intelectual española, también de la madrileña, Izuzquiza exhibe una sonrisa y una paz de ánimo que permiten suponer que su búsqueda de la sabiduría, emprendida por él en su adolescencia, le ha granjeado ya algunos de los mejores frutos de su cosecha.Pregunta. En la Edad Media un refrán decía: "El aire de la ciudad os hará libres". A muchos, la ciudad hoy les esclaviza.¿Qué sucede?

Respuesta. Sucede que la ciudad ha renunciado a su vocación de facilitar a los ciudadanos una vida en libertad.

P. ¿Puede explicarlo?

R. Estamos haciendo de la ciudad un sitio donde sólo hay envidia, cotilleo s y deseo de figurar, en el que resulta imposible vivir un anonimato feliz.

P. ¿A qué se refiere?

R. Al que anhela el ciudadano medio, al que considero valioso por sí mismo.

P. ¿No es eso un canto a la mediocridad?

R. No. El ser humano no necesita ni de príncipes ni de reyes, porque es un rey para sí mismo. Si todos somos reyes, todos seremos anónimos.

P. Parece una opción ética.

R. Sí, claro.

P. ¿Las cosas son realmente como dice?

R. Creo que no. Pero cada vez hay más gente que apuesta por que le dejen en paz.

P. ¿Cuál es el motivo?

R. Porque la complejidad urbana nos hace estar cada vez más agobiados.

P. ¿Cómo combatirla?

R. Creando mecanismos para reducirla; no anularla, sino hacerla transparente.

P. Eso exigiría una educación continua.

R. Y una redefinición de lo que es relevante para vivir.

P. ¿Qué considera relevante para la vida en Madrid?

R. Aquello que nos permite vivir de un modo creativo con nuestras paradojas.

P. ¿Qué pueden hacer los intelectuales para conjurar el malestar urbano?

R. Crear transparencia, territorios de silencio y perspectiva.

P. Desde fuera, ¿cómo se ve la vida intelectual madrileña?

R. En Madrid sigue habiendo Corte: hay gentes que creen que lo que se piensa aquí ha de ser lo que se piense en toda España. Craso error.