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Aznar ha duplicado su voto desde 1989, el primer año en que fue candidato a La Moncloa

El PP ha crecido constantemente en votos desde 1989, el primer año en que José María Aznar fue el cartel electoral de ese partido, hasta que el pasado día 12 duplicó la fuerza electoral con la que el líder conservador intentó por primera vez el asalto democrático a La Moncloa. Frente a ese afianzamiento de la derecha, el domingo pasado se quebró la tendencia del centro-izquierda a superar en votos al PP. Los sufragios sumados de socialistas e Izquierda Unida habían subido poco a poco -10 millones en el 89; 11,4 millones, en el 93; 12 millones en el 96- hasta el 12-M, en que se quebró esa movilización.

Centristas y socialistas se repartieron la hegemonía del sistema electoral español tanto en 1977 como en 1979, con el partido comunista como tercera fuerza y el complemento de una pequeña opción de derechas. Ese fue el sistema de partidos que se quebró en 1982, cuando Felipe González prácticamente duplicó el voto socialista de la elección anterior y alcanzó aquella mayoría absoluta de 10,1 millones de sufragios que nadie había superado hasta el domingo pasado.Pero en 1982 también cambiaron las cosas para la derecha. Bajo la denominación de Coalición Popular, la opción encabezada entonces por Manuel Fraga multiplicó por cinco el poco holgado millón de votos logrado en 1979 con el nombre de Coalición Democrática. La magnitud de ese avance quedó mitigada por el triunfo socialista, pero fue el germen del sistema electoral de partidos que ha llegado hasta hoy.

Alianza Popular heredó gran parte del voto de la UCD, que resultó prácticamente muerta en aquella elección. Hasta entonces, el centrismo había reunido en torno a los seis millones de votos; al desaparecer el partido que los representaba, alimentaron en parte a los socialistas y en parte a Alianza Popular.

Tras el salto de 1982, Felipe González arriesgó su liderazgo en el referéndum sobre la permanencia en la Alianza Atlántica, en 1986; pero, al ganarlo, aprovechó el tirón para revalidar la mayoría absoluta en las inmediatas elecciones legislativas. A la altura de 1989, el PSOE ya había perdido dos millones de votos respecto a los comicios que le habían encaramado al poder. El declinar de esta hegemonía socialista no le impidió revalidar la tercera mayoría absoluta en 1989, con 8,1 millones de sufragios en total. Simultáneamente comenzó la recuperación de la opción situada a la izquierda del PSOE.

Lo que apenas se movía era el voto de derechas. Y esa estabilidad fue justamente el elemento que puso en marcha la operación interna de José María Aznar para iniciar la marcha hacia La Moncloa. Como el propio Aznar se encargó de señalar antes de las elecciones generales de 1989, Alianza Popular, al paso que iba, jamás iba a conseguir el poder. En ese año, y con Fraga todavía de presidente del partido, Aznar encabezó por primera vez la candidatura del centro-derecha a las elecciones generales, y obtuvo un resultado lo suficientemente bueno como para garantizarse el liderazgo del Partido Popular en la célebre refundación.

De 5,3 millones a 10,2

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A partir de 1989, el PP no ha hecho otra cosa que crecer en cada elección legislativa. Aznar tomó las riendas con 5,3 millones de votos, y hoy prácticamente ha duplicado esa fuerza electoral. El ascenso ha resultado mucho más lento que el fulgurante triunfo de González en el 82, pero ha sido claro en términos absolutos y se ha extendido de manera uniforme por casi toda España.

Así, el PP ganó el domingo pasado en 14 comunidades autónomas, incluidas cinco de las seis gobernadas actualmente por socialistas (Asturias, Extremadura, Aragón, Baleares, Castilla-La Mancha). A base de múltiples operaciones, la mayoría absoluta del domingo pasado (10,2 millones de votos) llegó a superar el máximo histórico de Felipe González. Éste último consiguió los 10 millones de votos con un censo menor que el actual, y por tanto dominaba un pedazo electoral aún más grande, en términos relativos, del que ahora controla Aznar. Lo cual no hace sino dar mayor énfasis al desgaste sufrido por un partido que llegó a alcanzar esa posición.

Tras la prueba de 1989, el líder de la derecha resultó derrotado en 1993 por la intensa movilización socialista, que sólo permitió una mayoría relativa. Esta circunstancia dio origen a la intervención directa de Convèrgencia i Unió en el conjunto de la política española, al convertirse en el sostén de aquel gobierno socialista en minoría. En 1996 Aznar dio un paso mayor, al obtener una victoría pírrica sobre Felipe González -la "dulce derrota" socialista, de la que tanto se habló-, pero victoria al fin, que le dio el gobierno con otra mayoría relativa, apoyada de nuevo en CiU.

Ahora, los socialistas acusan el castigo. Lo que fue un enorme bastión de votos de centro-izquierda parece cansado de movilizarse, o ya no se cree que el temor a la derecha sea suficiente para acudir raudos a taponar todas las brechas.

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