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MÚSICAESTRENO EN BARCELONA

Carles Santos recrea la posguerra en familia en la ópera 'Ricardo i Elena'

Después de Bach, la posguerra en familia. El compositor y pianista Carles Santos (Vinaròs) califica de "pequeña parada para mirar hacia la infancia y la adolescencia" su última creación: la ópera en latín Ricardo i Elena, en la que, sin ánimo autobiográfico, recrea el ambiente familiar de posguerra. La obra se estrena el próximo día 15 en Barcelona, en la sala Tallers del Teatre Nacional de Catalunya (TNC), donde estará en cartel hasta el 9 de abril.

Después de este montaje, que viajará al Festival de Holanda y en junio al Odéon-Théâtre de l'Europe de París, Santos se enfrentará a su debut como director de escena de una ópera de repertorio: El barbero de Sevilla, de Rossini, que se estrenará en verano en el Festival de Perada (Girona).Ricardo y Elena son los nombres de los padres de Carles Santos, ya fallecidos, y en la ópera que ha escito el músico se establece un triángulo entre ellos y su hijo, el propio compositor, durante su infancia y adolescencia. Pese a ello, Santos asegura que la obra no es una aproximación a su familia, sino a una época, la posguerra española, desde un punto de vista sentimental y con la música como hilo conductor. "Los protagonistas se llaman como mis padres, pero podían llamarse de cualquier otro modo. Es sólo una referencia de una familia de posguerra".

El compositor y pianista ha echado mano de sus recuerdos personales -"aplicables a cualquier familia de la posguerra", asegura- para recrear el ambiente de una época desde múltiples puntos de vista estéticos en una ópera de situaciones sin argumento en el que el hilo conductor es la música. Una música en la que Santos se autocita y en la que cita un fragmento de una obra de Schumann -"una cita de infancia", dice- y el Credo de la Missa Pontificalis, del compositor italiano Lorenzo Perosi (1872-1956). "Acompaño a los cantantes en la interpretación de este fragmento de la misa con el mismo armonio de la iglesia de mi pueblo con el que de joven lo tocaba en las misas", explicó. El uso del latín en el libreto es, según el autor de la ópera, "muy adecuado a la época a la que se remite. "Además", añadió, "el latín es una lengua muy musical y es una lástima que ya no se use en los oficios religiosos".

El reparto de la obra incluye a tres cantantes: un tenor, Antoni Comas; una mezzosoprano, Claudia Schneider, y una contralto, Mariona Castelar. También intervienen en la ópera una bailarina, Ana Criado; un funambulista, Olivier Roustan; una trapecista, Valérie Salon; y y el propio compositor, que se interpreta a sí mismo.

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