El Madrid se despide de Europa de mala manera
El Villeurbanne, que consiguió 16 triples, sometió a un durísimo castigo a su rival
El Madrid puso ayer punto y final a su agónica aventura europea. Y lo hizo de la peor manera posible. No por talante, sino por un absoluto déficit de talento defensivo. El Villeurbanne le abrió la puerta del infierno y allí le abandonó. Se decía que el equipo francés, sobre el papel, era netamente inferior. Mentía el papel. Europa está repleta de equipos mejores que el Madrid. El Villerurbanne, por ejemplo. En el primer partido agujereó al Madrid en las cercanías del aro. Ayer lo hizo desde el perímetro. Variedad se llama la figura. Los que dirige, todavía, Scariolo soñaban con la remontada. Pero un grupo que el martes no sabe defender bajo su canasta y el jueves a siete metros de ella no merece ni siquiera soñar.El concurso de triples del cuadro francés se cerró con 16 aciertos, una barbaridad. Sería falso negarle al Madrid empeño. Y corazón. Demasiado corazón. Cada canasta suya era contestada con un triple. Y lo que se suponía que era ganar dos puntos se convertía, sin solución de continuidad, en la pérdida de tres. Desesperante.
REAL MADRID 73VILLEURBANNE 85
Real Madrid: Djordjevic (16), Alberto Herreros (23), Lucio Angulo (3), Struelens (9), Scott (13); Alberto Angulo (4), Galilea (0) y Mijailov (5).Villeurbanne: Sonko (12), Larranaga (22), Seals (27), Bilba (9), Maxey (8); Lauvergne (0), Percevault (1), Pluvy (3) y Blom (3). Árbitros: Resser (Alemania) y Pilipauskas (Lituania). Excluyeron por cinco personales a Lucio Angulo (m.39). Unos 4.000 espectadores en el Pabellón Raimundo Saporta. Segundo partido de los octavos de final de la Liga Europea. Antes de que comenzara el choque, se homenajeó a Antonio Diaz Miguel, ex seleccionador nacional, recientemente fallecido.
Ninguna variación defensiva le sirvió al Madrid, lo que pone bajo sospecha tanto la capacidad de su plantilla en ese aspecto como la validez de lo que se dibuja en la pizarra. Llegará ahora el turno de las excusas, seguro. Pero quizá convenga ir aceptando que el Madrid, a día de hoy, es un equipo normalito en Europa. Su público, que se entregó, le despidió con una impresionante pita, el justo, y triste, epílogo para el periplo europeo de un equipo al que sólo protege la historia. Y cada día menos.
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