"Reflejo la vida en Madrid como es: fugaz, impersonal"
Trece minutos para alcanzar la gloria. Ésa es la duración de la película dirigida por Juana Macías Alba, de 28 años, que este año se ha llevado el premio Goya al Mejor Cortometraje de Ficción. Localizado en el Café de la Palma, en pleno barrio de Malasaña, el corto Siete cafés por semana fue el primer trabajo en película de 35 milímetros de esta madrileña nacida en Carabanchel. Sus primeros pasos en el cine los dio como actriz, en los talleres de la Facultad de Ciencias de la Información y Comunicación Audiovisual de la Universidad Complutense. "Pero enseguida me di cuenta de que lo que me apetecía era dirigir", admite ahora, todavía apabullada por el peso del Goya. Mientras estudiaba en la facultad conoció a Carlos Medina, productor de este corto y de todos los que ambos rodaron desde 1995 en formato vídeo. Este tándem cosechó con sus anteriores trabajos, como Urbe (1995) o Catarsis (1997), 15 premios nacionales e internacionales. Para Siete cafés por semana han contado, además, con la colaboración del guionista David Prados. La financiación fue posible gracias a una subvención de la Junta de Castilla y León (Carlos Medina es de Valladolid) y del Ministerio de Educación y Cultura. Pregunta. ¿Cuáles son sus planes después del Goya?
Respuesta. Mi proyecto inmediato era rodar otro corto, pero, después de recibir este premio, que no nos esperábamos para nada, creo que es necesaria la reflexión, porque será más fácil el paso al largometraje.
P. ¿Cómo ve el panorama de la exhibición de cortos?
R. Es muy difícil que el público pueda ver estas películas fuera de los festivales. En este sentido, fue muy importante uno de los premios que nos dieron por esta película, que no era sólo económico, sino que incluía la exhibición en una cadena de cines comerciales durante un mes. Lo que ha mejorado mucho es la televisión, donde cada vez hay más programas y espacios dedicados al cortometraje.
P. ¿Cómo es la ciudad en sus películas?
R. Reflejo la vida en Madrid como es: fugaz, rápida, muy impersonal. Me gusta plasmar los espacios exteriores y la vida de la gente, aunque con una cierta crítica hacia el ritmo y las cosas a las que estamos acostumbrados.
P. ¿Es difícil destacar en Madrid?
R. Es paradójico, porque es donde hay más oportunidades. Toda la gente que trabaja fuera, antes o después viene a Madrid. Pero hay un inconveniente, y es precisamente que entre tanta gente es difícil destacar. En Madrid, ser de Madrid da un poco igual, mientras que si eres de Soria, en Soria se te valora mucho porque eres casi el único.
P. Entonces, ¿es buen lugar la capital para trabajar?
R. Desde luego, aquí puedes encontrar a muchas personas interesadas en lo mismo que tú. Pero todo va demasiado rápido. A veces es necesario salir de aquí para distanciarse y tomar perspectiva.
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