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Elecciones 2000

Miriam Blasco cambia el 'tatami' por el Senado

Miriam Blasco Soto (Valladolid, 1963), lleva más de 25 años noqueando a todo tipo de adversarias, y se prepara para luchar en un escenario muy distinto al tatami, sobre el que no tiene rival. Entra en política, de la mano del PP, por "ideología familiar" y convicción personal ("Porque es verdad que vamos a más"), y de la mano de Eduardo Zaplana, que la convenció para afiliarse y lanzarse al ruedo electoral. En el yudo como en la vida misma repudia los golpes bajos, y opta a un escaño dispuesta a imponer en el hemiciclo la máxima deportiva del juego limpio. Nació hace 36 años en el seno de una familia numerosa, y concursa por la circunscripción de Alicante, donde se trasladó a los 18 años para trabajar, entrenarse y casarse con quien hoy sigue siendo su socio y mejor amigo, aunque ya sea ex marido.La vida de Miriam Blasco está indefectiblemente ligada al mundo del yudo, disciplina que practica desde los ocho años y que le ha dado fama internacional. Campeona de España y del Mundo en 1991, su temporada de mayor gloria llegó con los Juegos Olímpicos de Barcelona. Ese año de 1992 consiguió la primera medalla de oro olímpica registrada por el deporte femenino en España. "Un orgullo, y además en casa", enfatiza.

Desde entonces, se ha empeñado en que el galardón sirva para algo más que adornar una vitrina. Ha sido seleccionadora nacional de yudo durante tres años, hasta que dimitió en agosto, y mantiene su cargo de técnico en la Federación Valenciana y coordinadora del Centro de Tecnificación de la Generalitat Valenciana.

Para ella, política "es todo", y la fama deportiva ofrece una plataforma importante para intentar cambiar las cosas. Ha dado charlas para fomentar la participación de todo tipo de deportes, se ha implicado en el colectivo Deportistas contra la Droga y, si consigue el puesto de senadora, anuncia que luchará por los derechos de las mujeres. "He pedido al partido, y está de acuerdo, que deporte y mujer serán mis ámbitos de trabajo directo".

"¿Mujer florero? Me hubiera negado de inmediato a ser candidata si me colocan en una lista para figurar", asevera. Reconoce, eso sí, que el PP ve en ella un imán para captar voto joven. Actualmente tiene 1.200 alumnos y un gimnasio que va viento en popa en Alicante. "Puedo hacer muchas cosas, y si no lo consigo vuelvo a casa y en paz", señala.

Además de la familia y los amigos, consultó con los alumnos su entrada en política activa, comprometiéndose a compaginar Senado y gimnasio. Le gusta el contacto con la gente y, sobre todo, supervisar el desarrollo deportivo de sus discipulos que la llaman "excelentísima Miriam" entre risas.

Aceptó la oferta de Zaplana para, entre otras cosas, desmitificar la imagen de que el Senado es una cámara legislativa integrada por eruditos y viejecitos, como si de la Cámara de los Lores se tratara. "Cada vez hay más jóvenes, y allí se perfilan las leyes, se pulen, y eso es muy importante".

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