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Homenaje de EL PAÍS a Jesús de la Serna

La Redacción de EL PAÍS y directivos del Grupo PRISA y de su Consejo de Administración rindieron en la noche del miércoles un entrañable homenaje a Jesús de la Serna con motivo de su reciente jubilación. Los numerosos participantes en el acto dejaron claro en todo momento a De la Serna que estaban allí en un homenaje y no en una despedida. De hecho, continuará ligado al periódico, como consejero de PRISA, y a la Escuela de Periodismo UAM/EL PAÍS, que él mismo fundó hace 14 años. Jesús de la Serna ha sido adjunto al director de EL PAÍS, Defensor del Lector, negociador del primer Estatuto de la Redacción y asesor y hombre de confianza de todos y en todo momento. Venía de la dirección de Informaciones y, anteriormente, de la subdirección de Pueblo. En todos esos puestos, De la Serna ha dejado, además de su impronta de gran profesional, la huella de su caballerosidad, su humildad y su hombría de bien. Así lo pusieron de relieve el miércoles todos los que tomaron la palabra en su cena de homenaje.

El presidente de PRISA, Jesús de Polanco, reveló que fue a Jesús de la Serna a quien ofreció en primer lugar la dirección de EL PAÍS. Polanco destacó la calidad profesional y humana del homenajeado y le expresó reiteradamente su agradecimiento por cómo ha actuado durante sus prolongados años de estrecha relación. El presidente de PRISA recalcó que De la Serna continuará como consejero de PRISA y vinculado a la Escuela de Periodismo.

Juan Luis Cebrián, consejero delegado de PRISA, señaló que siempre ha reconocido en De la Serna -con el que fue redactor jefe en Pueblo y subdirector en Informaciones- a su principal maestro de la profesión "y de la vida". El director de EL PAÍS, Jesús Ceberio, puso de relieve que en el periódico siguen muy vivas las enseñanzas transmitidas por De la Serna. Joaquín Estefanía, segundo director del diario y hoy director de Opinión del periódico y de la Escuela de Periodismo, hizo hincapié en el alejamiento de De la Serna de las vanidades y las prepotencias características de la profesión de periodista. Forges le transmitió los saludos de los Blasillos y Máximo confesó la permanente admiración que ha sentido por De la Serna. Hubo numerosas intervenciones, y todas ellas con un mismo objetivo: transmitirle admiración profesional y cariño personal.

Jesús de la Serna tomó la palabra al final. Aclaró que le llaman maestro aquellos de quienes más ha aprendido y recordó su antigua relación, desde la niñez, con Jesús de Polanco. Contó que, de sus 11 años en Pueblo, otros tantos en Informaciones y 22 en EL PAÍS, éstos últimos fueron los más felices de su vida profesional. Como regalo, De la Serna recibió un facsímil del códice del siglo XIII Beato de Liébana del monasterio de San Andrés Arroyo, una de sus pasiones favoritas. En la dedicatoria, firmada por sus compañeros de EL PAÍS, se afirma que pocas personas del mundo del periodismo han sido tan coherentes entre lo que han dicho y lo que han hecho, y se resalta una frase que De la Serna ha repetido en numerosas ocasiones: "Los doctrinarios me ponen la carne de gallina".

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