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BALONMANO - CAMPEONATO DE EUROPA

España pierde su identidad ante Francia y se complica las semifinales

Leontxo García

Juego pésimo, motivado tal vez por debilidad psicológica, y mala suerte: gripe de Duishebáiev y lesión de Carlos Ortega. Todo ello se juntó para que España cambiase la identidad de un gran equipo por la de otro vulgar. Tras la abultada derrota ante Francia, España, gane o pierda hoy ante Alemania, está en manos de lo que consigan los anfitriones croatas contra la clasificada Francia para pasar a semifinales.Duishebáiev quería jugar, pero Juan de Dios Román decidió no alinearlo, ante el riesgo de agravar su situación. Además, el equipo cuenta con otro líder, Masip, y un tercero en ciernes, Entrerríos. De modo que el seleccionador optó por los siete titulares del Barça en ataque y con Olalla en la defensa. El partido se había complicado antes de empezar, pero Román se mostró convencido de la victoria.

ESPAÑA 22 FRANCIA 28

España: Barrufet (portero), Guijosa (3, dos de penalti), Lozano (4), Masip (9, seis de penalti), Urdangarín (1), C. Ortega, Xepkin (1) -equipo inicial-, Entrerríos (2), Olalla (1), Juancho Pérez, Ugalde (1) y Núñez (p. suplente.). Excluidos: Entrerríos, Urdangarín y Olalla.Francia: Gaudin (p.), Wiltberger (2), B. Gille (4), Gólic (2), Richardson (6), Cazal (8), Joulin (2, uno de penalti) -equipo inicial-, Dinart, Puigsegur (1), Burdet (3), Girault y Martini (p.s.). Excluidos: Dinart, Wiltberger (2), Cazal y Gille. Árbitros: Hansson y Olsson (Suecia). Marcador cada cinco minutos: 2-3, 3-6, 4-8, 6-11, 10-14, 13-16 (descanso), 14-19, 15-20, 16-21, 19-22, 20-25 y 22-28. Cuarta jornada del Europeo. Dos mil espectadores en el Dvorana Mladosti de Rijeka.

Cuando los franceses empezaron ganando y Ortega se lesionó -hundimiento de un pómulo-, sus compañeros dejaron de ser ese equipo que todo el mundo teme, uno de los tres favoritos -junto a Suecia y Rusia- para la medalla de oro. Lo grave no fue que Guijosa tuviese que cambiar de lado y ocupar el puesto de Ortega porque Urdiales, el otro extremo derecho, no se había vestido. El verdadero problema estaba en que todos, salvo Masip y algunos destellos de Entrerríos en la primera parte, perdieron su identidad de grandes jugadores: Barrufet, considerado unánimemente como uno de los mejores porteros del mundo, tuvo que ser cambiado por Núñez, que tampoco se lució como sabe; la defensa, que es en realidad la base de la fuerza de España, no salía a frenar a los tiradores; el gigante Xepkin, aturdido por un fuerte golpe y más aún por la situación, estaba desaparecido en defensa y ataque. Esas circunstancias dejaban el campo libre para que los dos puntales de Francia, el genial Richardson y el eficaz e inteligente Casal, hiciesen diabluras. Para colmo, el ataque español era desesperante: Lozano, el gran artillero, tenía la pólvora mojada; en el otro lateral, Urdangarín comenzó bien pero hizo después algunas cosas que merecían sentarle para todo el partido; Entrerríos se fue apagando; e incluso Guijosa, uno de los jugadores más rentables del mundo, fallaba tiros fáciles.

Hubo un destello de esperanza cuando, en la última jugada de la primera parte, Román gritó: "¡Desdoblamiento de Lozano a doble pivote!" y el truco terminó en un gol que dejaba la diferencia en tres. El seleccionador continuó desgañitándose, y probando todas las variantes tácticas, en la segunda mitad: "¡Queda todavía un mundo! ¡Es fundamental perder por poco! ¡Cada gol es oro!". Sus hombres lograron un 19-22 pero eran una sombra de sí mismos, y se marcharon a la ducha dependiendo de otros resultados. Triste situación para un gran equipo que ayer no hizo honor a su poderío.

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Sobre la firma

Leontxo García
Periodista especializado en ajedrez, en EL PAÍS desde 1985. Ha dado conferencias (y formado a más de 30.000 maestros en ajedrez educativo) en 30 países. Autor de 'Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas'. Consejero de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) para ajedrez educativo. Medalla al Mérito Deportivo del Gobierno de España (2011).

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