El Athletic se compadece de la debilidad del Valladolid

Por alguna razón, no ajena a los protagonistas del equipo (jugadores y entrenador), el Athletic no encuentra el partido redondo que revindique su clasificación. Ayer tropezó con la falta de puntería y emborronó un ejercicio interesante con algunas novedades fundamentales. Por vez primera, lo mejor del equipo fue el medio campo, ante un Valladolid que hace de esa parcela un territorio irrespirable. Quería tocar el balón el Athletic y, al dictado de Urrutia, acabó por someter a un rival tan infatigable como básico.El Athletic cumplió con la teoría del partido. Marcó un gol en los primeros veinte minutos para desatascar al rival y cuatro minutos después Rodrigo se autoexpulsaba en una mano tan infantil como innecesaria. Con todo a favor, el Athletic encontró el toque necesario por obra y gracia de Yeste. Por vez primera, el Athletic tenía un zurdo y lo notó. El partido tenía el aspecto de un tobogán rojiblanco, porque el Valladolid sólo oponía trabajo. Un centro-chut de Marcos y un cabezazo de Jo, al principio y al final del partido, rubricaron un fútbol menor. Diez veces, tras el gol, remató el Athletic y en diez fracasó, afeando una conducta que tenía un carácter intachable y acabó encrespando al público. Del Valladolid sólo quedó constancia futbolística de Víctor y la nota mediática del japonés Jo, en el enredo de un equipo laborioso.