_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Celos

ADOLF BELTRAN

"Radical, residual y extraparlamentaria". Con estos términos se despachó ayer Valero Eustaquio, secretario general de Unión Valenciana, para referirse a la posición del Bloc. Igual que hiciera la víspera el presidente de su partido, José María Chiquillo, Eustaquio describió a los nacionalistas de Pere Mayor como unos submarinos de Convergència i Unió y del PP cuya misión es hostigar a los regionalistas y al PSPV-PSOE. Ya se sabe que la cercanía de las elecciones hace entrar en celo a los políticos, pero en este caso los unionistas están, además, visiblemente celosos. Chiquillo evidenció síntomas claros tras la reunión de su partido en la que decidió rechazar la oferta para concurrir a los comicios en las listas del PP. "Zaplana mima al Bloc", se quejó el dirigente de Unión Valenciana, cuya salida fue atribuida después por el presidente de la Generalitat a las excentricidades de la "liturgia" electoral. En realidad, las declaraciones de los líderes de UV esconden mal un complejo de víctimas propiciatorias al que no estaban acostumbrados. Lo suyo era la chulería y el chantaje político a cuenta de la matemática parlamentaria que no le salía al PP. La cruda realidad, ahora, es que "radical, residual y extraparlamentario" son términos perfectamente aplicables a su propia condición partidaria. Si no renuevan su representación en el Congreso de los Diputados, habrá que añadir algún adjetivo más a su definición. Regionalistas y nacionalistas, Unión Valenciana y Bloc Nacionalista Valencià, son fuerzas de similar calibre en la sociedad tras los resultados de los comicios autonómicos del pasado mes de mayo. Con una diferencia: el Bloc ha cogido una buena ola y segrega adrelina sobre su tabla de surf con la esperanza de que la crisis de los socialistas aporte el empuje final, mientras los regionalistas intentan mantener a flote una nave cuyas vías de agua anuncian un estrepitoso naufragio. Como en las películas, Chiquillo se lo jugará todo a una maniobra. Zaplana, desde su portaviones, observa el drama con condescendencia y vigila de reojo a la desorientada y dispersa flotilla de la izquierda.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_