"Acepté un puesto para el Congreso, pero sigo en la política madrileña"
El jefe de la oposición en la Comunidad de Madrid desde 1995 y diputado regional desde 1983 se marcha al Congreso de los Diputados para recuperar el sosiego que le ha faltado en los últimos cinco años, un periodo de tiempo cargado de trabajo, sobresaltos y difíciles equilibrios que han terminado por agotar la paciencia de Jaime Lissavetzky.Pregunta. ¿Qué le animó a dejar la Asamblea de Madrid y aceptar un puesto en la lista al Congreso?
Respuesta. Había tenido una invitación del secretario general Joaquín Almunia de pasar al Congreso. Pero la decisión definitiva de aceptar la tomé tras el resultado de la votación sobre la lista en el comité regional de Madrid. Aunque salió adelante, hubo un porcentaje muy elevado de abstenciones, y de esa lectura saqué la conclusión de que también se puede estar pensando en Madrid en un cargo distinto. Acepté un puesto en el Congreso, pero sigo en la política madrileña.
P. ¿Si la votación hubiera sido unánime a favor de la lista, habría mantenido su actual cargo en la Asamblea de Madrid?
R. Sí. Yo me llevé una sorpresa porque no esperaba esta votación, creía que la situación estaba más avanzada por el diálogo mantenido. Un día antes, yo contaba con una votación casi unánime.
P. ¿Le traicionaron a última hora los guerristas al abstenerse en la votación?
R. No califico nada. Sólo digo que para mí fue una sorpresa.
P. Los guerristas sólo han colocado a uno de sus representantes en la lista al Congreso. ¿Se ha marginado a un sector que representa entre el 30% y el 40% del partido en Madrid?
R. No ha sido mi intención. Juan Barranco encabeza la lista al Senado. Es cierto que en el PSOE se ha creado una nueva manera de hacer listas. Cuando Morán ganó las primarias, se le dio un amplio margen para incorporar a las listas a las personas que considerara más adecuadas. Ese nuevo estilo, que consiste en no repartir por cuotas, se ha extendido en la elaboración de otras listas, como es este caso.
P. Comparte las críticas de algunos socialistas, como Cristina Narbona, al conocer que la lista había salido adelante con más abstenciones que votos a favor.
R. La lista madrileña a las elecciones generales no tiene un carácter exclusivamente territorial, sino también federal. En la lista va el candidato a la presidencia del Gobierno y, por tanto, algo tiene que decir la ejecutiva federal, además de la ejecutiva regional. Hay que hacer un ejercicio de equilibrio para intentar conseguir la mayor unanimidad posible. En los cinco años y medio que llevo como secretario general de la Federación Socialista Madrileña, en cualquier proceso de listas he obtenido un respaldo muy alto. En este caso, a pesar de ser químico, no conseguí encontrar la fórmula o el punto intermedio que permitiera que esa lista fuera más votada.
P. ¿Le gustaba esa lista o se la impusieron desde arriba?
R. No, no se impone nada desde arriba. Sí hubo una serie de planteamientos, peticiones, comentarios, porque la componente federal hay que tenerla en cuenta en esta lista. Pero yo destacaría otro aspecto; hemos hecho una renovación importante, hemos aplicado la democracia paritaria, hemos avanzado en la presencia de jóvenes... Cuando sumas estos factores, aumenta la dificultad para hacer la lista.
P. ¿Prepara ya su sucesión en el grupo parlamentario socialista de la Asamblea?
R. Abandonaré el grupo cuando tome posesión en el Congreso. Hasta marzo seguiré como portavoz. El grupo ahora está en una situación muy buena. No daré nombres para no herir susceptibilidades, pero muchos diputados socialistas saben más que los consejeros de Ruiz-Gallardón.
P. Cristina Almeida se ha postulado como sucesora para la portavocía del grupo. ¿La apoya?
R. Tenemos un acuerdo con Nueva Izquierda sobre reparto de responsabilidades que funciona bien.
P. ¿Ese acuerdo significa que el portavoz del grupo parlamentario tiene que ser socialista y la presidencia del grupo corresponde a Cristina Almeida?
R. El acuerdo actual es ése.
P. ¿Prefiere que se mantenga así el acuerdo?
R. Yo no avanzo tanto. Lo preferible es hacer una reflexión tranquila para tomar la mejor solución para los intereses del PSOE y de los madrileños.
P. ¿Es bueno que los cargos públicos ocupen a la vez un escaño en el Congreso y un puesto en los ayuntamientos?
R. Creo que cuanto más reparto de trabajo haya es mejor porque se aumenta la eficacia política. Es razonable que si una persona tiene que llevar algo tan importante como la oposición en el Ayuntamiento de Madrid, por ejemplo, esté dedicada en exclusiva a ese tema y no lo simultanee con actividades parlamentarias.
P. El puesto que se le asignó a Narbona en la lista del Congreso fue un castigo a los borrellistas.
R. Nada de eso. Le recuerdo que José Quintana, un baluarte de Borrell en Madrid, ocupa un puesto destacado en la lista. Además, creo que el grupo municipal socialista de Madrid tiene una buena noticia: Cristina Narbona va a seguir trabajando desde el Ayuntamiento. Almunia intentó llevarla en otra provincia que necesitaba una persona de la categoria de Narbona, pero ella tomó la decisión de no aceptar la cabeza de lista por Segovia y quedarse en Madrid, de lo que yo me alegro. En su caso concreto, nunca me dijo que quería ir en la lista de Madrid al Congreso.
P. Usted ganó el séptimo congreso con más del 80% de votos y el apoyo de los guerristas. Y repitió victoria en el octavo congreso con el 57% de votos, el apoyo de los renovadores por la base y la oposición de los guerristas. ¿Es tan difícil gobernar la FSM como para tener que hacer tantos equilibrios?
R. El PSOE está pasando una etapa de cambios potentes. Hace sólo tres años, nuestro líder era Felipe González. Cambiamos de secretario general, introdujimos el elemento de las primarias, el que ganó Borrell, luego renunció, y al final el secretario general es el candidato. El partido está en un debate importante, político y organizativo. La FSM es una de las federaciones que más se mueven. Lo que he intentado desde la buena voluntad, respetando la pluralidad, es defender unas ideas y una estructura organizativa. Hemos tomado decisiones valientes y arriesgadas, como el acuerdo con Nueva Izquierda. O con IU, con los que gobernamos sobre 1,4 millones de habitantes.
R. ¿Se va harto de soportar tanta división?
P. Estos años ha habido un nivel de trabajo muy elevado en la FSM. De 52 fines de semana, al menos yo había participado en 60 actos entre sábados y domingos. Cuando yo llegué teníamos el 24% de los votos y se hablaba de la posibilidad de que nos superase IU; ahora estamos en el 37% y la esperanza de que seamos la primera fuerza política en Madrid en las elecciones generales. Al día siguiente del octavo congreso, las personas de la lista alternativa siguieron teniendo mi absoluta confianza, en el grupo y en el partido. He intentado ser un hombre de consenso y quiero seguir siéndolo.
P. Insisto. ¿Se va harto de soportar tanta división?
R. La división no es buena dentro del partido. A mí no es un aspecto que me agrade. Y, además, no me voy; me traslado de portavoz del grupo a ocupar un escaño en el Congreso.
P. ¿Volverá a presentarse a la secretaría general de la FSM en el próximo congreso?
R. Como eso no está todavía en la agenda, no voy a hablar de ello. Después de las elecciones generales habrá que hacer un debate en la FSM. Todo está abierto. Ahora no se debe descartar a nadie ni apostar por nadie. Éste es el momento de trabajar todos juntos para ganar las elecciones de marzo.
P. ¿Espera ser diputado nacional con un Gobierno socialista en la Administración central?
R. Ésa sería la mejor noticia. Creo que el PSOE va a ganar estas elecciones porque el PP ha tenido el viento a favor y no ha sabido redistribuir y va a perder. Si coincidiera que yo soy diputado nacional con un Gobierno socialista sería una felicidad añadida.
P. ¿Qué proyectos del PP para Madrid aparcaría el PSOE si vuelve a gobernar?
R. El PP no tiene proyecto y está enfrentado. Madrid no ha despegado. Barajas sigue siendo un desatino.
P. ¿Seguirán ustedes, si ganan, con la ampliación de Barajas proyectada por Rafael Arias-Salgado?
R. La opción del PSOE es no ampliar Barajas. Madrid necesita un segundo aeropuerto como el comer. Se está perdiendo el tiempo y se tirará el dinero, 300.000 millones, si se hacen la cuarta y quinta pistas.
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