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La Bolsa de Madrid gana un 16,22% en un año marcado por los valores tecnológicos

La Bolsa de Madrid ha conseguido una subida del 16,22% en el año 1999, aunque con unas diferencias muy grandes entre los sectores. Esta subida es equívoca, porque hay sectores que han registrado notables pérdidas. La Bolsa de Madrid se incorpora a la tendencia dominante en todo el mundo, aunque sin ocupar un lugar destacado. París, con una subida del 51,12% en este año, ocupa el primer puesto. Francfort sube el 38,98%, y Londres un 17,81%. Tokio confirma la recuperación de Japón con una subida del 36,79%, y Wall Street gana el 25%.

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Telefónica y sus filiales

La Bolsa de Madrid ha terminado 1999 con una subida del 16,22%, que sitúa su índice general en 1.008,57 puntos, muy cerca del máximo histórico conseguido el pasado día 23 de diciembre. Nada comparable a la subida del 37,1% de 1998, pero lejos de los niveles del 1% del pasado mes de septiembre y octubre. Otro récord conseguido en este ejercicio ha sido el de contratación, con más de 38 billones de pesetas negociados en el mercado continuo, aunque una cuarta parte se ha concentrado en Telefónica, una de las estrellas del mercado en este ejercicio.Esa concentración ha sido fruto de un enorme proceso de selección que ha llevado a algunos sectores a subir un 86,61%, como el de comunicaciones, y a otros a perder el 27,22%, como el que engloba a las sociedades de comercio y de servicios.

Grupos tan tradicionales en el mercado como el de electricidad o el de construcción, ofrecen pérdidas del 12,14% y del 26,28%, respectivamente, mientras que el de petróleo gana un 41,88%.

Dentro de los acontecimientos del año hay que destacar la concentración empresarial en todo el mundo y que ha llegado a este mercado de la mano de los bancos y de Repsol, mientras que Telefónica espera turno con algunas alianzas abiertas.

El sector bancario arrancó con la fusión del Santander y del Central Hispano, para terminar con la del Bilbao Vizcaya y Argentaria. Estas operaciones, acogidas con grandes diferencias por los inversores, son una primera respuesta de la banca española ante los movimientos del sector en todo el mundo para llegar a entidades de mayor tamaño, más competitivas, y menos vulnerables a otros intentos de compra. El índice del sector bancario gana un 19,41%, pero es sólo gracias a la subida del 32,63% del BSCH.

Pese a la importancia de estas fusiones para el sector financiero español y para el mercado de valores, los hechos más destacados han tenido lugar en el sector de telecomunicaciones. El boom mundial que viven estas sociedades se ha materializado en la Bolsa española a través de Telefónica, en primer lugar, y de la entrada en el mercado de un pequeño número de sociedades que han revolucionado la Bolsa en los últimos meses.

La cotización de Telefónica ha subido en este ejercicio el 96,20%, y alcanza una capitalización de 80.918 millones de euros, 13,46 billones de pesetas, en medio de la polémica por las retribuciones extraordinarias de sus directivos y gracias, también, a la revalorización aportada por la venta parcial de dos de sus filiales, TPI y Terra Networks.

La llegada al mercado español de las sociedades relacionadas con las telecomunicaciones lo ha trastocado hasta el punto de que ya se ha dado el visto bueno al desarrollo de un mercado, o segmento de mercado, especial en el que estas empresas, de rápido crecimiento y, en ocasiones, de alto riesgo, puedan moverse sin distorsionar al resto de la Bolsa.

Otro de los aspectos importantes de este ejercicio está en los acuerdos entre las principales Bolsas europeas para crear un mercado de valores paneuropeo que debería ver la luz en el año 2000, al menos en sus líneas generales. Para los responsables de la Bolsa de Madrid, estos acuerdos no suponen la desaparición de los mercados nacionales, sino la garantía de su supervivencia en un marco más amplio y más competitivo ante mercados como el norteamericano o el japonés.

La puesta en marcha del mercado de valores latinoamericanos, Latibex, es una aportación de la Bolsa española al acercamiento de Europa con los mercados del centro y del sur de América, aunque en un primer momento sólo se han incorporado cinco sociedades y su contratación es reducida.

Mientras llega el momento de unir esfuerzos con los grandes mercados europeos, la Bolsa española continúa incorporando sociedades y en este año también se ha conseguido un récord en este terreno. La Bolsa de Madrid ha incorporado 188 nuevas empresas, aunque también ha tenido que hacer frente a la desaparición de algunas muy importantes como consecuencia de los procesos de absorción, Grupo Endesa, y de fusión, los grandes bancos.

El peso creciente de la inversión institucional en la Bolsa española se ve compensado con la participación de los ahorradores particulares, que ya suman ocho millones y que representan a un tercio de las familias, según datos de la Bolsa de Madrid.

Otro dato destacable en este ejercicio es la entrada definitiva de los fondos de inversión en la renta variable, en los que el 10% de sus activos ya son acciones. Precisamente esta entrada de los particulares, en general a través de las privatizaciones, y de los fondos de inversión en el mercado de valores ha traído consigo un contacto agrio con el mercado, ya que en toda la primera parte del ejercicio las pérdidas se acumularon y sólo al final se han producido ganancias, pero demasiado selectivas para llegar a todos.

Fenómenos como los de las últimas sociedades que han salido a la Bolsa, y en las que muy pocos inversores consiguieron títulos, suponen un aliciente para seguir invirtiendo, pero sientan un mal precedente por las abultadas ganancias que se han producido en un corto espacio de tiempo, algo que puede ser irrepetible, pero que garantiza el éxito de las próximas colocaciones.

TPI, Terra, Sogecable y Amadeus son cuatro ejemplos que, posiblemente, se repetirán en un futuro inmediato, pero no son una referencia válida para acudir al mercado. Por esta razón, las autoridades bursátiles solicitaron, y obtuvieron, del Gobierno la creación de un nuevo mercado en el que estas nuevas sociedades y otras que no pueden acudir a la Bolsa por sus circunstancias contables, tendrán cabida y mayores posibilidades de ajustar su ritmo al de otros mercados a los que se quiere imitar.

La escasez de papel de estas sociedades ha sido una de las causas de su rápida subida en el mercado, ya que la mayoría de ellas sólo sacaron el 25% del capital social, cuando la demanda de este tipo de valores es, a todas luces, mucho mayor.

En conjunto, el año 1999 ha sido muy desigual, pero el mercado de valores español ha garantizado en todo momento la liquidez, a veces con decisiones tomadas sobre la marcha, como prueban esos 38 billones de pesetas negociados en 12 meses, unas cifras que hace apenas 10 años serían impensables.

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