Poesís en varias lenguas
Ante la llegada del 2000, la poesía en castellano, euskera, gallego y catalán no se anda con aventuras milenaristas: las estéticas y poéticas que practican los jóvenes escritores son múltiples, y no se puede hablar de un corriente creadora dominante en el fin de siglo. Así se percibe, en principio, en las jornadas que desde ayer y hasta el jueves se celebran en el Aula Magna de la Facultad de Filología de la UPV.Bajo el título de Poesía emergente ante el final del milenio, ocho poetas (dos por cada lengua de España) se reúnen estos días en Vitoria para hablar sobre las distintas estéticas que se cruzan en la creación poética de cada idioma por parte de los más jóvenes. "Se trata de comprobar cómo hay mucho más que la poesía de la experiencia, que parece ser la última referencia en este género", explica el profesor y crítico literaria Jon Kortazar, uno de los impulsores de las jornadas.
Y así es. Entre otras corrientes poéticas representadas estos días, se puede escuchar desde al castellano Pablo García Casado o al euskaldún Arkaitz Kano, que practican una poesía realista, de influencias norteamericanas, hasta la gallega Yolanda Castaño, portavoz en estas jornadas de la fortísima corriente de poesía escrita por mujeres en esa lengua.
En el certamen no se han olvidado de la labor experimentadora que iniciaron las vanguardias de principios de siglo y que todavía cuenta con creadores como el catalán Víctor Sunyol, practicante de cierto automatismo de gran tradición en su lengua.
El resto de los participantes en estas jornadas son José Fernández de la Sota, poeta vasco en castellano, deudor tanto de Quevedo como de Blas de Otero; el gallego Rafa Villar, practicante de una poesía de la intensidad, además de inquieto editor; el catalán Carles Torner, secretario de las comisiones del Pen Club Internacional, y el euskaldun Ricardo Arregi Díaz de Heredia, cuyos versos están fundados en los mitos clásicos.
Estas jornadas mostrarán, además, la vigencia de la creación poética. A pesar de las voces agoreras que especulan con su final, los presentes en Vitoria dan fe de que la poesía cuenta con lectores, además de un cuidado seguimiento en los suplementos literarios.
Un buen ejemplo de todo esto es Pablo García Casado, que ayer participó junto a José Fernández de la Sota en el primer día de las jornadas. Ganador del prestigioso premio Ojo Crítico de RNE con su libro Las afueras, considera que la voz del poeta ya no es la voz del pueblo, de la sociedad, y que, además, ha perdido su carácter visionario. "En todo caso, su labor es plantear una mirada distinta, oblicua, sobre la vida cotidiana".
Para García Casado, las diferencias que marcan las distintas lenguas son de ritmo, fonéticas, en parte léxicas. "Pero hay más conexiones que distancias porque nos encontramos en el mismo marco cultural", concluyó este poeta andaluz en un encuentro renovador de la creación poética en las distintas lenguas de España.
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