Los grupos de teatro de calle reivindican su espacio frente a los grandes montajes
El mismo daño hacen las compañías de aficionados son sus zancos y tracas que las estrellas de la comedia callejera con sus producciones de presupuestos imposibles. Esta fue la principal conclusión a la que llegaron ayer en Alicante Carlos Góngora, Joan Raga y Santi Ugalde, que participaron en el debate sobre el tema ¿Existe una dramaturgia del teatro de calle?, moderado por Manuel Palomar en el Centro 14.Los tres autores coincidieron en que, si las pequeñas compañías han contribuido a la vulgarización del teatro de calle, las grandes como Els Comediants o La Fura dels Baus les han dejado sin un espacio propio. A los primeros los acusaron de ser los causantes de la "mcdonaldización" de esta manifestación artística, ya que los encargados de animar la Expo 92 mantienen cuatro grupos que reproducen el mismo espectáculo por encargo. Respecto a los segundos, la tecnología llevada al límite de La Fura "ha agotado la capacidad de sorpresa del espectador", señalaron.
La pregunta en torno a la cual se estructuró el debate dejaba ver un cierto menosprecio al teatro de calle, considerado un arte menor por cuanto su autoría se camufla en la creación colectiva. Consecuencia de esto es que muchos programadores utilicen este género "como relleno o guinda de sus festivales", denunciaron.
Góngora enumeró las tres características que, a su juicio, debe tener el teatro de calle. La primera es que esté pensado para invadir y crear un impacto en un espacio público y normativizado. En segundo lugar, los actores deben ser capaces de renunciar a las comodidades de una sala. Y tres, se debe conceder especial importancia a la parte artesanal.
El coloquio se produjo en el marco de la 7ª Muestra de Teatro Español de Autores Contemporáneos, que se celebra desde el pasado sábado en Alicante. De hecho, dos de los tres ponentes participan en el festival con sus compañías (Góngora con la anzaluza Axioma Teatro, Raga con la castellonense Scure Splats). Ugalde, por su parte, es miembro de la vasca Tapu Zaharra. Palomar señaló que le habría gustado contar también con un catalán, dado el peso del teatro de calle en los pueblos mediterráneos.
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