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¿El TNC va a la deriva? JOAN DE SAGARRA

Xavier Bru de Sala afirma que "el Teatre Nacional de Catalunya (TNC) va a la deriva" (EL PAÍS, Quadern, 14 de octubre). A juicio de Bru de Sala, la pérdida de rumbo del TNC es un secreto a voces que un supuesto tribunal intenta ocultar para defender sus propios intereses. Ese tribunal "eximidor de responsabilidades" está formado, según Bru de Sala, "por los que se unieron para suprimir la amenazadora competencia desleal que representaba Flotats, encabezados por Focus y Ciarte", si bien "el grueso del tribunal está compuesto por el grupo capitaneado por Benet i Jornet y sus amigos críticos". "Lucharon para que el TNC se amoldase a sus ideas, sus manías y sus intereses, y lo consiguieron". "No me los imagino", dice el articulista, "explicando ahora que el fracaso, perdón, la deriva, es la consecuencia directa de hacerles tanto caso".Aunque últimamente suelo ir poco al teatro, ignoraba que el TNC fuese a la deriva. Fui a ver Els gegants de la muntanya, en el montaje de Lavaudant -que Bru de Sala elogió en estas páginas-, y me encontré con la sala llena. Otro tanto me ocurrió con L"avare de Planchon, el cual, según me dice Domènec Reixach, el director del TNC, fue visto (cuatro representaciones) por 3.504 espectadores, lo que supone el 99% de ocupación. Y lo mismo puedo decir de Max Black, de Heiner Goebbels (cinco representaciones, 1.290 espectadores, 55% de ocupación). No vi La Fundación, de Buero (12 representaciones, 6.850 espectadores, 75% de ocupación), pero sí fui al estreno de La barca nova, de Iglésias, cuyas cinco primeras representaciones arrojaban un total de 1.250 espectadores, lo que supone el 58% de ocupación.

En cuanto a ese tribunal "eximidor de responsabilidades", confieso no tener ningun tipo de contacto ni con Focus ni con Ciarte, es decir, que ignoro si lo que afirma Bru de Sala sobre su censura y su interesado silencio es cierto, aunque bien pudiera tratarse de una invención del articulista. Y digo esto porque tras consultar al "grueso del tribunal", concretamente a mi buen amigo Papitu Benet i Jornet, éste me ha confesado que no forma parte de ningun tribunal, que, como yo, acude muy de tanto en tanto al TNC, y que por descontado no ejerce ningun tipo de presión, ni siquiera es consultado sobre el rumbo artístico de dicho teatro.

Todo ello me lleva a pensar que eso de que el TNC ha fracasado, perdón, que va a la deriva, al arrancar Reixach su segunda temporada, podría muy bien ser una maniobra del propio Bru de Sala. Pero lo que no acierto a descubrir es a dónde lleva esa maniobra. El articulista concluye afirmando: "La solución se llamaría Flotats si el director fundador del TNC fuese capaz de aceptar unas condiciones de trabajo que evitasen la desertización del entorno". En otras palabras, siempre y cuando el director fundador del TNC aprendiese algunos modales. ¿Sería Bru de Sala la persona idónea para reconducir a Flotats por el camino de las buenas maneras, de la debida diplomacia, del trabajo en equipo, del poder compartido o de lo que mayormente precise el buen rumbo del TNC? Lo ignoro. Pero, por el momento, se me antoja que la mejor solución para el TNC es que se permita seguir trabajando en paz a su equipo directivo.

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