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El Liceo vuelve a la normalidad con el ensayo de su primera ópera

Turandot entra en el Liceo. La cruel y fría princesa china protagonista de la ópera de Puccini, que el próximo 7 de octubre inaugurará el nuevo coliseo lírico de Barcelona, toma hoy posesión del teatro. Mientras los obreros se apresuran a concluir los trabajos de reconstrucción en la fecha fijada para la apertura al público del teatro, las primeras notas de la ópera póstuma de Puccini sonarán en la sala Mestres Cabanes en las voces del Coro del Liceo, en el que es el primer ensayo preparatorio de la función inaugural. El próximo 1 de septiembre la orquesta y los cantantes contratados para protagonizar Turandot se unirán a los ensayos.

Con el inicio de los ensayos, la normalidad regresa al Liceo, pese a los nervios que el director del teatro, Josep Caminal, reconoce que existen ante la inminencia de la inauguración de la nueva fase y con las obras de reconstrucción todavía no terminadas por completo. "Quedan menos de dos meses, y a veces tengo la sensación de que no llegaremos", dice Caminal. "Pero la tranquilidad que aparentemente muestran los responsables técnicos de las obras me está contagiando. De todos modos, será inevitable que minutos antes de abrir las puertas para el estreno de la primera ópera, en la noche del próximo 7 de octubre, todavía estemos barriendo y quitando el polvo". El Liceo abrirá sus puertas para una nueva representación operística cinco años y nueve meses después de que un incendio lo destruyera. Las obras de reconstrucción le han devuelto su antiguo esplendor, pero lo han dotado también de más espacio y de la tecnología más moderna. La necesidad de más tiempo para inaugurar con mayor tranquilidad el Liceo es algo que Caminal considera lógico en un edificio nuevo: "Siempre se necesita más, de tiempo. Pero cuando te sientes tan apoyado por la complicidad de toda la gente que ha visitado el teatro en este último año de las obras, la decisión de fijar una fecha, por muy arriesgada que se crea que es, se toma con más tranquilidad. Es como si me dijeran, no sufras, en un espacio que no se conoce ni se domina. Seremos cómplices del rodaje que se precisa para que todo el personal que allí trabaja se adapte al nuevo edificio. Eso no aligera mi responsabilidad de que todo funcione bien, pero un teatro que ha pasado de tener 10.000 metros cuadrados a 35.000, de contar con un escenario a tener cuatro, de disponer de poca tecnología a contar con la más sofisticada, requiere un aprendizaje y una adaptación que no se adquiere en dos días", señala. Elegir Turandot para inaugurar el nuevo teatro fue, según el director del teatro, una decisión "acertadísima": "La elección de la ópera con la que abrir un nuevo teatro siempre puede ser una decisión polémica. Pero cuando puedes explicar el porqué de una forma razonada, como en este caso, la gente lo entiende. Hemos querido que el público se reencuentre con el Liceo con el mismo espíritu que ha sido fundamental en todo el proceso de reconstrucción: la voluntad de querer volver a la normalidad". "Este regreso a la normalidad", añade Caminal, "se produce programando la misma ópera que estaba previsto que se representara tras las funciones de Matías el pintor, de Hindemith, que estaba en cartel cuando el teatro se quemó el 31 de enero de 1994. Ésta es la única explicación, sencilla y a la vez profunda, que llega al corazón de mucha gente, que ha entendido perfectamente esta elección. No hay más voluntad que la de volver a la normalidad, que es lo que todo el mundo desea". PASA A LA PÁGINA 5

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