Sergio García desdramatiza su fracaso en el Open Británico
No pasa nada. Es la conclusión de la joven promesa del golf español, Sergio García, de 19 años, ante su fracaso en el Open Británico. El Niño, como le conocen ya internacionalmente, compareció ayer ante los medios de comunicación, a petición propia y derrochando optimismo, para dar cuenta de las aventuras y desventuras en su corta andadura de 12 semanas como profesional. Y dejó claro que los resultados obtenidos (la victoria en el Abierto de Irlanda, un segundo puesto en el de Escocia y un tercero en el Byron Nelson, en Dallas) no son fruto de la casualidad. Lo de Carnoustie, un accidente.Sergio, junto con su caddy, entrenador y padre, Víctor García, acudió puntual a la conferencia de prensa organizada en su casa, es decir, el Club de Campo del Mediterráneo, lugar donde dio sus primeros pasos y palos, su refugio y campo de entrenamiento entre torneo y torneo.
El joven golfista volvió a culpar de su derrota a las infernales condiciones meteorológicas y del terreno del Open. Y a la suerte, que dice que también cuenta. La presión del protagonismo adquirido en tiempo récord no le afectó, pero los pésimos registros de la primera jornada le hundieron. "Llegó un momento en que no salía nada, y pensé: vamos a acabar y a ver qué pasa", expuso. "Se habían levantado muchas expectativas, pero son cosas que ocurren en estos campos y no hay que darles más importancia. Jugar en este tipo de campos deja mucho margen a la suerte, porque la buena situación de la pelota depende mucho del bote, y éste era muy extraño", añadió. Así zanjó el tema.
Excelente trayectoria
Con una serenidad aplastante, Sergio condujo las declaraciones hacia sus logros y experiencia como profesional, tras una magnífica trayectoria amateur. "Estoy contentísimo. Mucho más no se podía esperar. Si hubiera ganado todos los torneos habría sido impresionante", argumentó. No es para menos. Sergio se había impuesto cuatro objetivos en el año de su ascenso a la élite del golf: obtener las tarjetas europea y americana, que Marck James (capitán del equipo europeo para la Ryder Cup) se fijara en él, y ganar un torneo del Tour europeo.Dos metas conseguidas y dos en proyecto. En tres meses. La tarjeta americana, aseguró, está al caer, y todo apunta a que competirá en el torneo que enfrenta a los mejores golfistas de Europa y América. Pero el chico no admite gentilezas: no aspira a la plaza de libre designación. "Espero no tener que ser escogido. Quiero ganarme el puesto por méritos propios", aseguró Sergio García, que nada más llegar de las islas británicas se puso manos a la obra. "Ayer (por el domingo) me puse a entrenarme con mi padre y mi hermano y les demostré que sigo jugando bien", manifestó Sergio autoanimándose.
En su corto periplo profesional, la joven estrella del golf mundial ha aprendido la lección: los estrepitosos fracasos venden tanto como los grandes triunfos.
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