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Tribuna
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El espectáculo y la salud

JOSÉ LUIS ARRIETASupongo que más de uno entenderá ya por qué ayer decía que lo mejor que se puede contar de estas primeras etapas es que no hay nada que contar. Menudo día. Caídos, apaleados y, encima, a seis minutos. Alguno dirá que qué espectáculo. Que no le oigan los ciclistas que se han machacado en las caídas. A ver si organizadores y otras gentes empiezan a pensar antes en la salud de los corredores que en lo que ellos llaman espectáculo, porque hacernos pasar por ahí...

La primera montonera se produjo enseguida, llegando al sprint bonificado. Una carretera estrecha, un espectador haciendo unas fotos que no se aparta a tiempo... Y 30 al suelo.

La cosa se tranquilizó un poco después. Pero justo antes de llegar al puente que nos llevaba de ida a la isla empezaron los ataques y los saltos. Coincidieron con las maniobras que hacíamos todos para colocarnos bien por delante, porque sabíamos que enseguida llegaría la carretera sumergida, con viento soplando, y que habría cortes. Txente y yo, los protectores de Zülle, le hemos empezado a subir por una curva pronunciada, como una oreja por la parte exterior. Hemos entrado al pasaje, de pavés, y con barrillo por encima, y vimos que se nos iba la bici. "Tate, aquí hay caídas", me dije enseguida. "A alguno nos toca. Me voy a ir por la derecha porque por ahí no me barre nadie por detrás". Y por la derecha nos fuimos Txente y yo. Alex, por la izquierda. Íbamos por delante, como en el puesto 25 o 30. Se produjo la caída. Txente tiró para adelante y yo también. Y enseguida me di cuenta de que no venía Alex. Me quedé esperándole e intenté avisar a Txente para que también esperara, pero no nos funcionaba bien la radio y tardó seis kilómetros en darse cuenta de que no íbamos. Mientras tanto, nosotros dos nos habíamos juntado con Horrillo y Minali. Cogimos a Txente y seguimos a tope a tope. A 20 segundos de los de delante. Nos cogieron por detrás enseguida los Polti, que venían con Gotti. Y seguimos a tope, tope, 20 segundos, 20 segundos. Pero éramos menos los que tirábamos atrás que los de delante. Y a 45 kilómetros de la meta se nos han acabado las fuerzas. La verdad es que venía gente interesada en la general que apenas ha echado una mano. Creo que algunos han jugado a la sangre fría para ver si podíamos nosotros solos enlazar y ellos no gastar fuerzas. Y los Polti al principio sólo han puesto a dos a tirar, y nosotros éramos cuatro. Y cuando se han puesto más del Polti nosotros ya estábamos desenfocados y no podíamos dar los mismos relevos. Mal. Si de principio nos hubiéramos puesto ocho o diez, no habría pasado esto.

También pienso que si no hubiera perdido tiempo llamando a Txente habríamos ganado unos segundos preciosos, porque todavía no habían pasado motos de jueces y comisarios para informar de quién se había quedado cortado y los directores de los de delante no lo sabían. Pero... Así es el ciclismo. Ya sabíamos que en el momento en que nos fallaran las fuerzas nos iba a pasar eso.

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