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Tribuna
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Perturbaciones

DE PASADAA José María Carulla, autor de La Biblia en verso, debemos esta impagable composición: "El niño Jesús/ nació en un pesebre./ Donde menos se espera/ salta la liebre". La escurridiza liebre de la literatura le saltó a los ojos a este articulista mientras leía con rutina profesional una nota de prensa de la Guardia Civil de Sevilla sobre la detención de varios jóvenes que pintarrajeaban los trenes de Renfe. Solapado bajo un tricornio y una resma de denuncias y atestados -sépanlo ustedes allá donde estén- un escritor desconocido ensaya concisos y estremecedores relatos que denotan la influencia no sólo de los grandes maestros de la literatura policial sino también de Rabelais, Swift y, por qué no, Julio Cortázar. El relato -que sigue las reglas clásicas: presentación, nudo y desenlace- comienza con un hecho perturbador: la aparición de pintadas en los vagones abandonados en las vías muertas de las estaciones de ferrocarril. A los pocos días son descubiertos cinco individuos armados con aerosoles. Tres son detenidos. El anónimo guardia escribe su primer párrafo memorable: "A los cinco les une una afición común, los graffittis. Pero todavía hay algo más: la música hip-hop". Esta reveladora debilidad de los malhechores demuestra cómo la música puede convertirse en un puñal afilado o en un código de complicidad del hampa. Ahora empieza la persecución y las graves dificultades: "Aunque entrar en el entorno graffitero era algo sumamente difícil -ambiente musical, vestimenta, aficiones, etcétera- poco a poco los agentes van reuniendo pruebas y evidencias". Vestidos sabe Dios con qué harapos y bailando qué frenéticos ritmos, los agentes se introdujeron en los lugares de reunión. "Se conocen más rostros relacionados con ese mundo. Del mismo modo se sabe de dónde provienen las pinturas". Surgen novedades inquietantes: "Las averiguaciones determinan que estos jóvenes utilizan las pintadas como una forma de expresión". Perpetran sus atrocidades en grupos de dos a cinco personas. Al final, cuando la pintada está hecha, la fotografían. ¡Tremenda perversión óptica! El cerco se cierra. Los guardias descubren con estupor que los pintores pertenecen al grupo Andalucía Vandal´s; sólo a tres de ellos "se les relaciona con 24 graffittis". Cae la cúpula de la organización. El mundo ya puede suspirar aliviado. ALEJANDRO V. GARCÍA

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