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Solos ante el Sónar

Para un disc-jockey (o dee jay, o d.j.) ser seleccionado para pinchar en el festival Sónar es algo así como unas vacaciones en Las Vegas para un ludópata: todo. Por eso, Fran Campos se quedó "sin aliento" al saber que él formaba parte de los elegidos en esta sexta edición que empieza hoy en Barcelona y termina el sábado 19. La asociación valenciana de pinchadiscos tecno a la que pertenece, Skyzoo, mandó hace tiempo un paquete con cintas de sesiones de sus 13 socios. En principio fue escogida la de Fran, llena de sonidos extremos y surreales. Más tarde, la de Cristian G. Martí, de ritmos más movidos. Sus dos opciones juntas componen los espacios claros del tecno actual: el experimento y el baile. Que un festival de música avanzada tan importante preste atención a qué sucede en una tierra, la valenciana, donde sus disc-jockeys han estado considerados hasta no hace mucho como los más petardos de España gracias a su inmovilismo en el bakalao (algunos aún están ahí), es significativo. De hecho, Cristian y Fran fueron de los primeros en contrarrestar esto formando parte de la hornada de Move, un colectivo que se encargó de empezar a propagar en Valencia música electrónica de calidad. La primera vez que disc-jockeys valencianos asistieron a Sónar fue el año pasado. Acudieron Dioni, Rubén García, Roberto Cervera y Antonio José Albertós, portavoz de Skyzoo. "Que asistiéramos sirvió para dar a conocer a todo el mundo que las cosas están cambiando por aquí", opina Albertós. Según él, el descenso en el número de representantes valencianos en la actual edición de Sónar se debe "a que ha disminuido la participación de disc-jockeys nobeles en todo el festival". En realidad, el concepto "nobel" es aplicable a Campos y Martí por la falta de consolidación de la escena de la que provienen, no por los años que llevan trabajando. Fran, de 25 años, empezó "a los 14, en un pub de Museros", combinando música de los ochenta. Pinchó de todo, hasta que hace unos seis años un disco de trance (la vertiente más hipnótica del tecno) le cambió los esquemas. Desde entonces ha ido indagando en la electrónica avanzada a través de la fusión. Su actuación hoy a las 12.00 de la mañana abrirá la zona donde actúan, la llamada SonarLab. En cuanto a Cristian, de 30 años, se inició en 1985 en la discoteca Espiral. Pinchó gran variedad de estilos, incluso bakalao, como Fran, algo de lo que ninguno de los dos se arrepiente "porque ha sido una etapa más", apunta Cristian. Participó en las sesiones tecno de la ACTV, y fue moviéndose hasta convertirse en el dj más conocido del circuito. Actualmente es el dj residente en el pub Carmen de Valencia y, también como Fran, en Republic, las reputadas fiestas house que organiza la promotora ANM en la sala Venial. Conocido por su versatilidad, se decantará en Sónar (el viernes a las 14.00 horas en la zona SonarVillage), por "el hip-hop abstracto y el funky atmosférico". ¿Qué esperan ellos del Sónar? Más allá de los contactos y del disfrute, "quizás que nuestra tarifa de contratación suba tras participar", apunta Cristian. Los disc-jockeys de Skyzoo, según su portavoz, se mueven en unas moderadas cifras que se acercan a las 25.000 pesetas por sesión. Y es que si bien es cierto que no dejan de celebrarse festivales electrónicos en la Comunidad, y que aumentan los locales con house en su menú, las únicas salas que programan tecno con continuidad son RDC en Valencia y Metro en Alicante, y ninguna de las dos se encuentra en la ciudad. El fulgor de una escena dinámica esconde un crecimiento aún pausado y endogámico, donde los empresarios no acaban de entrar. "Las cosas se mueven despacio", afirma Fran Campos, "pero se mueven, y nuestro público se muestra más abierto que otros, acepta el riesgo musical". En consecuencia: "Podemos evolucionar más lento, pero, a la larga, también mejor".

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