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Un país de vergüenza y cercanías

Vivir en el extranjero, ver España de lejos, visitarla de vez en cuando, evita sarpullidos y sofocos. Pero consultar muy de cuando en cuando, por curiosidad patriótica, ese canal de televisión que responde al nombre de Televisión Española Internacional (TVEI) anula todos los esfuerzos por olvidar que somos un país de toreros y folclóricas. El programa especial dedicado por TVE Internacional a las elecciones, visto desde París, despertaba una vieja incomodidad, esa vergüenza de ser tan español como los que aparecían en pantalla y que, en un alarde informativo, leían en voz alta lo que todos veíamos en ella. Eso sí, el presentador, que responde al nombre de Alfredo Urdaci, nunca tomó iniciativa alguna para que sus datos cobraran un mínimo de interés. Por ejemplo, nunca comparó los porcentajes de sus estimaciones con los resultados que se dieron en anteriores comicios, nunca supimos si el PP, el PSOE, CiU, el PNV o la muchachada de Anguita progresaban o retrocedían. Aquello era el reino absoluto de la cifra absoluta, no fuera el personal a sacar alguna conclusión. Algunos colegas opinan que en Tele 5 o en Antena 3 la información electoral aún fue peor. Puede que sea cierto, pero no se trata de un servicio público como TVE.

En cualquier caso, la TV belga, los distintos canales franceses, la BBC o la TV suiza francófona lo hicieron mejor, infinitamente mejor que Televisión Española.

Pero aún quedaba algo por ver. Cuando TVE Internacional decidió dar paso a su información regionalizada, los espectadores que lo veían en Moscú, París o Lima se toparon con una chica que quería que supiésemos lo que había sucedido en Madrid, pero también en Fuenlabrada y Móstoles. Parece como si en Madrid, a pesar de los satélites, el mundo continuara acabándose donde el tren de cercanías. Más tarde un portavoz del PP, después de asegurar a partir de las distintas estimaciones y sondeos que el PP era triple vencedor y el primer partido de España, se negó a hacer una valoración de las elecciones "porque aún no dispongo de resultados definitivos". Luego, esa misma chica dijo que lo único que el mosaico europeo tiene en común es la música y de ahí que una orquesta arrancase con la Novena sinfonía. Sólo arrancó, porque el realizador cortó para volver a las cifras de Moratalaz. Vergüenza ajena.

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