Inflación y expectativas de inflación
El pasado viernes día 14 se publicaron por la mañana los datos de inflación de la economía española correspondientes al mes de abril y la Bolsa de Madrid no reaccionó ante dicha información. A primera hora de la tarde se publicó el dato para la economía de Estados Unidos y la Bolsa de Madrid sufrió una bajada importante en su índice general. La tasa mensual de inflación española fue del 0,37% y la de Estados Unidos del 0,73%. Sobre la primera en el Boletín Inflación y Análisis Macroeconómico se había realizado una predicción de 0,46: w 0,15 y sobre la segunda una predicción de 0,18 ± 0,25. En ambos casos las cantidades a añadir o a substraer a la predicción puntual definen unos intervalos al 80% de significación, lo cual implica que repitiendo el ejercicio de predicción durante meses, en el 80% de las veces el valor observado estará dentro de los correspondientes intervalos.Los datos anteriores indican que la inflación española estuvo dentro de las expectativas que tenían los agentes que operan en Bolsa y éstos habían actuado de forma acorde con ellas, mientras que la inflación de Estados Unidos estuvo por encima de las expectativas y los agentes reaccionaron de forma coherente con la sorpresa de inflación al alza que el dato contenía.
Lo anterior pone de manifiesto que con la mundialización de la economía lo que ocurre con un país o en un área geográfica de gran importancia a nivel mundial tiene repercusiones importantes en las economías nacionales. Así, en cuanto a la inflación en particular es conveniente tener un esquema válido de análisis que sirva para calcular expectativas y evaluar las posibles sorpresas que se contengan en los datos observados.
Un método muy sólido de análisis de la inflación se basa en observar que ésta no evoluciona con la misma tendencia, estacionalidad y volatilidad en los diferentes grandes grupos de mercados. Así es conveniente desagregar el índice de precios al consumo en (1) precios correspondientes a mercados en los que los precios evolucionan muy suavemente, denominándose T al índice de precios correspondiente a esos mercados; y (2) precios correspondientes a mercados con fuertes oscilaciones, denominándose R al correspondiente índice de precios.
Dentro del índice T conviene distinguir entre mercados de bienes y mercados de servicios. Los precios que se incluyen en R, o lo que es lo mismo, los precios que se excluyen del IPC para obtener el índice T, varían de un país a otro y dentro de un país pueden variar a lo largo del tiempo. En cualquier caso el índice R contiene usualmente los precios de los bienes energéticos y todos o una parte importante de los precios de los alimentos.
La importancia de los índices T y R radica en que con el primero se calcula una medida de inflación tendencial que evoluciona muy firmemente, de modo que el concepto usual de inflación, es decir la tasa de crecimiento de los precios que se obtiene del IPC global, oscila alrededor de la inflación tendencial debido a movimientos importantes al alza o a la baja en la inflación que resulta del índice R, que se puede denominar inflación residual. Esto indica que cuando la inflación está por arriba o por debajo de la inflación tendencial es de esperar que más o menos pronto converja al nivel tendencial.
Con este esquema se tiene que la inflación tendencial en la economía española viene estando en el 2,1-2,2% desde marzo de 1997, y las perspectivas son que continúe sobre esos niveles en 1999 y en el año 2000. En consecuencia, desde hace dos años se podía venir prediciendo que con una probabilidad alta la inflación anual media española en 1999 estaría sobre el 2,2%. De hecho los valores observados de inflación inferiores al 2% se debían a contribuciones a la baja en la inflación residual que no era probable que se mantuviesen.
Analizando la inflación tendencial española se observa que en el mercado de bienes está situada sobre el 1,4% con tendencia a mantenerse sobre el 1,5-1,6%. La inflación tendencial en los servicios está sobre el 3,3% con tendencia a mantenerse sobre el 3,2-3,1%. Estos datos indican que aunque existen sectores más inflacionistas que otros, el problema de precios en esta economía es general y no exclusivo de ciertos mercados. Así, tanto los mercados de bienes como los mercados de servicios registran tasas de inflación superiores a las de los correspondientes mercados de la zona euro. En consecuencia, las medidas para reducir la inflación deben ser de corte general. Entre ellas se pueden señalar:
a) Una reestructuración del gasto público que aumente el gasto en infraestructuras y formación de capital humano, de modo que se contenga el ritmo de expansión de los costes generales de la actividad económica española.
b) Nuevas reglamentaciones que reduzcan los márgenes y costes en las empresas de distribución y comercialización.
c) Medidas que fomenten la incorporación tecnológica y las técnicas de mejora de la calidad global en las empresas.
La sorpresa al alza en los datos de inflación de abril en EEUU fue debida en gran parte a una sorpresa en la inflación residual, lo cual tiene consecuencias menores en las expectativas a uno o dos años vista. No obstante, hubo también una sorpresa al alza en la inflación tendencial con un valor observado de 0,32% frente a una predicción de 0,13% ± 0,14. Esto último es más preocupante en cuanto a la formación de expectativas. Analizando la inflación tendencial americana se observa que la inflación en servicios fue del 0,15% coincidiendo prácticamente con la predicción disponible. Es decir, la sorpresa al alza en la inflación tendencial se concentró en los mercados de bienes y dentro de éstos en los de vestido y calzado. Es decir, el dato de abril en EEUU no refleja una subida generalizada de precios sino muy concentrada en unos mercados de bienes, por lo que las nuevas expectativas (predicciones) de inflación que se obtienen con los nuevos datos suponen una revisión moderada al alza de las expectativas anteriores.
Así, es muy probable que la inflación anual media en EEUU en 1999 se sitúe sobre el 2,07% y en el año 2000 en el 2,28%. Con este análisis desagregado de la inflación se puede concluir que, al menos por el momento, los precios en la economía de EEUU están bajo control.
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