Cinco muertos de una tacada
No está mal para empezar. Cinco muertos de una tacada. Es el sangriento balance de víctimas que arrojó el pasado miércoles por la noche el primer episodio de Nissaga, l"herència. La teleserie de TV-3 promete. Y en su inicio, el público le prestó una notable atención. Fue el programa más visto del día en Cataluña. Según datos de Sofres AM, 886.000 telespectadores (32,7% de cuota de pantalla) acudieron en el momento de máxima audiencia a la cita con sus viejos conocidos: los Montsolís, los Castro y los Bertran. Aunque sólo hace un año que los perdieron de vista, el tiempo ha volado en la comarca del Penedès y ahora todos los personajes tienen 16 años más que en mayo pasado. La audiencia media del capítulo sumó 751.000 telespectadores (29% de cuota). Un promedio nada despreciable teniendo en cuenta que la competencia era dura a esa hora de la noche. TV-1 emitía el largometraje La jungla de cristal (654.000 telespectadores), Tele 5 ofrecía el telefilme Juego mental (361.000) y Antena 3 daba la serie Compañeros (625.000). Los instantes de máxima audiencia de Nissaga, l"herència coincidieron con las últimas escenas del episodio, las más premonitorias de por dónde puede ir la trama. En una de ellas dos jóvenes que no se conocen, Eulàlia (Àngels Sánchez) y Rogeret (Julio Manrique), se encuentran en lo que ambos consideran la cocina de su casa, en Santa Eulàlia; se observan, coquetean y se lanzan golosas miradas. Al cabo de un rato, el telespectador conoce, al mismo tiempo que ellos, cuál es su relación. El guardián de la casa que irrumpe en la estancia la revela. Resulta que son hermanos. ¿Les suena? Da la casualidad de que Eulàlia Montsolís es hija de Eduard Montsolís y Laura Vilalta, divorciados hace años. La joven vive desde pequeña en Berlín, donde su madre ha vuelto a casarse. Rogeret, por su lado, es el primogénito de Eduard, nacido del primer matrimonio de éste, con su prima Abril Montsolís. Y de Santa Eulàlia a Inglaterra. En un colegio para niños ricos se acaban de producir tres asesinatos: han muerto un monitor y dos mujeres que estaban de visita. Una de ellas también se llama Montsolís. Se trata de Mariona, la otra es Inés, su compañera sentimental. El ejecutor de la primera muerte y el inductor del brutal asesinato de las damas es la misma persona. Nada más y nada menos que Mateu Cabanilles (Marc Rodríguez), hijo y nieto de malvados. Por sus venas corre sangre de Mateu Montsolís, su abuelo, y de Amadeu Cabanilles, su padre. Entre los dos se cargaron a más de la mitad del reparto de la primera entrega de Nissaga. Las otras dos muertes que ocurrieron durante el episodio del miércoles fueron, cosa rara,naturales. La señora Vilalta, Glòria, la abuela de Laura, que ha vivido durante todo este tiempo recluida en una masía alejada del mundanal ruido con su nuera, la perversa y ahora inválida Montserrat Capdevila, fallece de infarto. Su muerte provoca la de Montserrat, que, incapaz de valerse por sí misma, perece de inanición. El primer episodio de Nissaga, l"herència, además de los jóvenes personajes ya citados, presentó a otros a su público. De los nuevos miembros de la familia Montsolís, los telespectadores conocieron también a Mercè (Marta Pelegrina), hija de Raimon Montsolís y Pilar Solano. Ésta murió de enfermedad, por lo que Mercè es la única compañía que le queda al padre en su incipiente vejez. La primera hija que tuvo Pilar con Llorenç Puigfalcó, Mireia (Victòria Pagès), está felizmente casada con Toni Castro (Santi Ricard) y tienen un niño, a quien su padre ha puesto de nombre Miquel (Joel Roldan), en recuerdo de Miquel Capdevila, el que fue amante esposo de su tía, la ex cartera Agustina Molins. Quedan todavía dos personajes jóvenes a quienes los nissagueros no han conocido y cuya presencia ya ha sido anunciada por la cadena. Uno de ellos es Neus, hija de Roger Cànoves -el amigo de Eduard Montsolís- y Neus. El otro es el vástago del notario Màrius Bertran y su prima Pietat.
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