Hacienda adjudica el Casino Costa Blanca al único postor por 2.317 millones
La Consejería de Hacienda ha adjudicado los bienes del Casino Costa Blanca y la licencia de explotación de la sala de juegos al único postor, la sociedad Casinos del Mediterráneo, por 2.317 millones de pesetas, el tipo mínimo de licitación exigido en las bases de la subasta. Una segunda sociedad, Casino Terra Mítica, que optaba a la adjudicación de la licencia solicitó a última hora la suspensión de la subasta ante los recursos interpuestos por los actuales gestores de la sala de juegos, la mercantil Casino Costa Blanca.
La resolución firmada por José Luis Olivas, consejero de Hacienda, el pasado 13 de abril, pretende poner punto final a un complicado proceso ejecutivo y administrativo abierto a finales del año pasado para recuperar las deudas por impago de las tasas del juego acumuladas desde 1993. Está previsto que la orden de adjudicación de los bienes, cancelación de la licencia de explotación y concesión de la misma a Casinos del Mediterráneo se publique hoy en el Diario Oficial de la Generalitat Valenciana. Los 2.317 millones de pesetas que debe aportar Casinos del Mediterráneo - que ya ha adelantado 463 como depósito- cubrirán, según fuentes de Hacienda, tres deudas: 372 millones corresponden a la hipoteca de los bienes de la sala de juegos a raíz del impago de las tasas sobre el juego correspondientes a los últimos trimestres de 1993; 219 millones correspondientes a embargos a favor del Ayuntamiento de La Vila Joiosa por impago del IBA y del IAE; y 1.725 por embargos a favor de la Generalitat. Las arcas de Hacienda ingresarán un total de 2.097 millones, que, según las mismas fuentes, se desglosan en 1.407 millones de deuda principal; 286 por recargos y apremios; y 404 por intereses de demora. La intervención de la caja del Casino Costa Blanca en marzo de 1997 ha evitado, según Hacienda, ingresar 1.323 millones correspondientes a las tasas sobre el juego desde entonces. Casinos del Mediterráneo es una sociedad encabezada por Jesús Álamo, presidente de Acrismatic, un grupo fabricante y distribuidor de máquinas tragaperras con intereses en el sector inmobiliario que facturó alrededor de 8.000 millones de pesetas el año pasado. Casino Costablanca, la sociedad que gestiona la sala de juegos en la actualidad, está presidida por Roch Claude Tabarot, un empresario francés afincado en Benidorm, que llegó a un acuerdo privado de intercambio de acciones con los anteriores propietarios, un grupo encabezado por Nicolás Franco y Fernado Pascual del Pobil. Hacienda nunca reconoció el cambio de titularidad de la licencia de explotación debido a las deudas acumuladas. De hecho, la licencia fue cancelada por la Comisión Técnica del Juego en 1995 y el posterior recurso ante la Consejería de Hacienda no se había resuelto hasta la fecha. Sin embargo, Tabarot ha presentado sendos recursos contra las convocatorias de subasta de bienes del Casino y del concurso de adjudicación de la licencia. El tercer grupo en discordia, Casino Terra Mítica, ha incurrido en varios defectos de forma, según la orden de adjudicación de los bienes, y no acudió a la subasta, sino que solicitó la suspensión del proceso ante la posibilidad de que prosperen los recursos planteados contra el doble proceso administrativo y ejecutivo desarrollado por Hacienda para recuperar la deuda.
Máquinas vacías
Tres sociedades vinculadas operan en la actualidad en el Casino de La Vila Joiosa. Casino Costa Blanca detenta la licencia de explotación de la sala de juegos; Retra explota las máquinas tragaperras; y Hocoba ofrece el servicio de restaurante. Hacienda intervino la caja del casino en marzo de 1997, pero no pudo controlar las máquinas tragaperras, que generan el grueso de los beneficios. Sin embargo, Retra también ha acumulado deudas con Hacienda por impago las fianzas de las tragaperras, que ascienden a unas 700.000 pesetas anuales por cada máquina. La Agencia Tributaria precintó las tragaperras después de Semana Santa y urgó en sus entrañas para recuperar, al menos, la recaudación acumulada. El día en cuestión, las máquinas estaban vacías.
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