Espectáculo
ADOLF BELTRAN "Bajo todas sus formas particulares -información o propaganda, publicidad o consumo directo de diversiones-, el espectáculo constituye el modelo actual de vida socialmente dominante". La frase pertenece a La sociedad del espectáculo, el alegato que Guy Debord, máximo agente del situacionismo, publicó poco antes de Mayo del 68 y cuya traducción acaba de editar el sello valenciano Pre-Textos. La idea no es nueva. Preside toda la reflexión sobre la modernidad desplegada a lo largo del siglo. Podríamos referirnos a Benjamin, a Horkheimer, a Adorno, a MacLuhan... Nuestra derecha parece, finalmente, haberlo entendido. A su manera. Hasta la atención a los viejos forma parte ya de la política del espectáculo que inunda la vida institucional valenciana, en el comercio, la cultura, las obras públicas, la ciencia, el ocio o el turismo. Nuestra izquierda, en cambio, todavía no ha identificado a esa derecha, la complejidad sobre la que se mueve, con un espacio público, democrático, encogido hasta la mínima expresión bajo el peso del parque de atracciones. Viejo populismo reaccionario, posmodernismo inocuo, uso intensivo de la propaganda mediática... Todo eso convive en la derecha que encabeza Zaplana frente a una izquierda encerrada en mezquindades domésticas, donde los profesionales de otra época todavía dirimen sus querellas. La cosa, me temo, va para largo. Hubo la semana pasada un seminario sobre los retos de la democracia en el siglo XXI, organizado por la Fundación Tolerancia y Solidaridad. Allí se habló de los problemas democráticos en la era de la globalidad, de la deficiente calidad del juego político, de las estrecheces de la sociedad civil. Acudió a su inauguración Joan Romero, en la primera aparición pública tras su portazo en el PSPV, donde ha dejado claro que no tiene intención de ser jefe de tribu. Las tribus ni se enteraron. Están en otra cosa. Sólo Ana Noguera lanzó un mensaje apremiante, dirigido a los jóvenes, a las mujeres, a la gente que quiere oponer a la Valencia de Rita Barberá un proyecto de ciudad abierta a la vanguardia. Antoni Asunción sigue insistiendo en que el PP ha perdido el tiempo.
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