Una puesta en escena tan innovadora como desconcertante

La puesta en escena fue tan innovadora como desconcertante en algunos momentos.Al término de los discursos políticos, un globo aerostático fue desplazando lentamente por el auditorio a una atractiva joven colgada por un arnés, vestida de blanco, que movía los brazos y las piernas como un hada, hasta que a la altura del escenario empezó a lanzar, desde una bolsa que llevaba en el regazo, tallos de rosas, mientras dos cañones de aire creaban una especie de lluvia de pétalos. La cara de algunos políticos que estaban en el escenario reflejaba cierta perplejidad. El acto había comenzado con una escenificación muy plástica. Primero aparecieron, entre el público, Els Comediants. Representaban la angustia y la tensión en las ciudades actuales, y la posibilidad de que puedan ser habitadas de un modo más feliz. Después, por las puertas de acceso, unos ciento sesenta figurantes -militantes de la agrupación de Leganés- uniformados de blanco y con el nuevo diseño de la rosa emblemática impreso en la camiseta, escoltaron hasta el escenario a diversos grupos de candidatos mientras blandían banderas distintivas del PSOE y de las Comunidades Autónomas. Entre los figurantes resultaba llamativa la abundancia de personas de la tercera edad, de jóvenes y de algunas personas que compatibilizaban con toda soltura el ritmo del desfile y el uso de una muleta.

Una vez en el escenario, después de haber saludado los políticos al público, los figurantes se aprestaron a componer con ayuda de un andamio rodante un enorme puzzle vertical con fotografías de los candidatos "y gente de la calle". En la composición ocupaba un lugar central un retrato de Felipe González, que no estuvo presente.

En la primera fila se sentó José Borrell, flanqueado por Rosa Díez y Cristina Narbona. A la derecha de ésta, Fernando Morán. Junto a Rosa Díez, Joaquín Almunia.