El Barça, líder a golpe de triples

Trece triples. El récord le sirvió al Barça para arrebatarle el primer puesto al Real Madrid justo en la última jornada de la fase regular de la Liga. En un partido en el que los dos candidatos al título se mostraron tan vulnerables como capaces de recuperar todo cuanto perdían en defensa decidieron las catapultas azulgrana situadas lejos del muro madridista. Todo lo dejó para el final el Barça que tuvo bastante con mantenerse a tiro de piedra durante algunas fases en las que fue superado por el Madrid. El Barça precisaba cinco puntos para superar al Madrid en la clasificación y en varias ocasiones se puso por delante por cuatro tantos (34-30, 49-45 o 72-68). Esperó al final -cuando faltaban cuatro minutos y medio- para apretar el acelerador y lo hizo con tres triples consecutivos, uno de Esteller, uno de Djordjevic y otro de Nacho Rodríguez. Contra eso, ni el Madrid, ni probablemente ningún otro equipo hubiera encontrado respuesta. El Madrid y el Barça son dos equipos que, hoy por hoy, no acaban de ser fiables. Una pequeña herida se convierte sin remedio en una hemorragia de la que, en un visto y no visto, como por arte de magia, deja de manar la sangre.Resulta agradecido porque su enfrentamiento resultó de lo más incierto y entretenido y porque, en esa coyuntura, no existe coto para que se exprese el talento individual. Pero los fallos también son, en esas condiciones, clamorosos. Ambos encajaron una serie de canastas de las que desquiciarían a técnicos como los que hoy por hoy se llevan la mejor del león a nivel europeo, pongamos por caso y sin ir más lejos, a Zeljko Obradovic, flamante campeón de la Copa Saporta con el Benetton. Los entrenadores yugoslavos no admitirían la impunidad con la que Rodríguez clavó tres triples consecutivos que evitaron que el Madrid pudiera retirarse con ventaja en el descanso (49-45), los constantes fallos de los jugadores azulgrana desde la línea de tiros libres o las penetraciones sin otro final lógico que encontrar un tapón.

Puestos a sazonar el partido, el Madrid optó por hacer un alarde de lo mucho que lo preparó (15-23). Struelens y Beard aprovecharon la ausencia de ayudas defensivas a los pívots azulgrana. Luyk echó mano de una zona.

El Barça capeó el temporal con rachas de inspiración. Echó de menos una mayor consistencia en su juego interior, con lagunas defensivas con la pareja Alston-Rentzias y con falta de fluidez ofensiva cuando entró en acción Dueñas. Pero el equipo azulgrana tuvo temple ante la zona defensiva madridista. No se desesperó pese a sus fallos iniciales y acabó encontrando el premio.