Olazábal logra un recorrido deslumbrante
El guipuzcoano es líder con ocho golpes bajo par tras la segunda jornada
José María Olazábal, el perfeccionista, está cada vez más cerca de su ideal: jugar al golf a la perfección. Puede que camino de alcanzar su grial logre algún objetivo secundario, que bien pudiera ser una segunda chaqueta verde en Augusta, pero eso no importa tanto. "Lo importante es que he conseguido volver a jugar bien al golf", dijo ayer el vasco. Una frase que no significaría mucho si no fuera porque la pronunció donde la pronunció, por cómo la pronunció y tras lo que acababa de hacer. Lo dijo en la sala de prensa del Augusta National Golf Club, lugar que sólo se abre los días del torneo a los autores de grandes tardes de golf; lo dijo después de entregar a los comisarios la mejor tarjeta del día (junto a la del alemán Bernhard Langer), 66 golpes que le colocan líder en solitario tras la segunda jornada del Masters, el primer grande de la temporada; y lo dijo sonriendo, como un hombre contento, una vez más, de haberse conocido.Pese a los que dicen que una maratón dura 40 kilómetros y ser el primero a los 20 no significa nada, pese a los que, con complejo de Polícrates, piensan que todo va demasiado bien como para que no ocurra una desgracia que eche todo a perder, nadie desprecia un buen resultado cuando se produce. Y seguro que el larguirucho norteamericano Scott McCarron, segundo, a un golpe, y el australiano Greg Norman y el norteamericano Lee Janzen, terceros, a tres, preferirían tener algún golpe menos. Como también los otros tres españoles. Dos dijeron adiós sin poder pasar el corte, fijado en +4: Miguel Ángel Jiménez (+5), que echó todo a perder con un bogey en el 17, y Severiano Ballesteros. Sergio García, eclipsado por Olazábal, tuvo una ronda simétrica a la del primer día y, por lo tanto, peor. Si el jueves los bogeys del 1 y el 2 los pudo recuperar después, ayer no tuvo hoyos para resarcirse de los sufridos en el 17 y en el 18. Terminó con +3, pero superó el corte, una gesta para los no profesionales, y sigue siendo el primero de entre los amateurs.
La feliz coincidencia de un drive preciso, unos segundos golpes sin falla, un perfecto conocimiento del campo (era la 42ª ronda de competición que disputaba) y, sobre todo, un putter que echaba humo fue la causante del resultado. Fue una ronda extraordinaria y silenciosa. La perfección es la sencillez. Sin hacer ruido, sin golpes espectaculares ni fallos estrepitosos, Olazábal jugó 12 hoyos perfectos, en los que estuvo al difícil par de un campo difícil por el viento, y seis pluscuamperfectos, en los que logró birdie. Ningún bogey. Ningún eagle. Todo como una tarea rutinaria y feliz.
En 1996 un pinzamiento vertebral le hizo temer que iba a acabar sus días de juventud en una silla de ruedas. Un año de enfermedad le cortó, a los 30 años, la progresión extraordinaria que llevaba. Volvió a andar y volvió a jugar, buscando encontrarse como antes en un campo de golf. Ayer sintió que estaba cerca de su meta. Hizo birdie en tres de los cuatro pares cinco (el número ocho se le escapó). Con ellos puso tierra de por medio entre él y los que comenzaron como grandes favoritos. Tiger Woods repitió una ronda de 72 golpes, el par del campo, y su rival, David Duval, se hundió con 74 (triple bogey en el 15 incluido).
Clasificación
1. Olazábal, 70 y 66 golpes, 136. 2. McCarron, (EE UU), 69 y 68, 137. 3. Love III [ UU), 69 y 72, 141. 4. Montgomerie (Reino Unido), 70 y 72, Glasson (EE UU) 72 y 70, Chamblee (EE UU), 69 y 73, Leonard (EE UU), 70 y 72, Elkington (Australia), 72 y 70, 142. 9. Els (Suráfrica), 72 y 71, 143. Lehman (EE UU), 73 y 72, Couples (EEUU), 74 y 71 y Woosnam (RU), 71 y 74, 145.
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