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Sábado de apaleamiento

Semana Santa. El periodo de la pasión, fervor religioso y sentimiento también se puede convertirse en una pesadilla de terror e incomprensión. Mientras toda Sevilla se lanzaba a la calle para disfrutar el Domingo de Ramos, el inmigrante ruso Vladislav D. reposaba, en el hogar que tiene dedicado Comisión Católica para hospedar inmigrantes, debido a las heridas que tenía, tras haber sido brutalmente pateado por tres jóvenes sevillanos el día antes. Vladislav, que lleva con su mujer y su hija cuatro meses en España, volvía sólo por la calle Felipe II al hogar de Comisión Católica, tras comprar algunas cosas en un hipermercado cercano ya que quería celebrar su cumpleaños. Tres jóvenes, aparentemente normales, que se cruzaron en su camino, decidieron hacer justicia por los únicos pecados de este hombre: hablar mal el castellano y escapar de la pobreza en busca de un futuro mejor. Uno de los muchachos le pidió un cigarro, y al responderle que no tenía con un fuerte acento extranjero, le preguntaron de dónde era. "Soy ruso", fue suficiente para despertar la ira de esta pandilla que comenzó a golpearle hasta tirarlo al suelo para seguir pateándolo. Mientras le pegaban y le espetaban todo tipo de insultos, le decían que se fuera de España, e incluso le llamaban comunista. Luego, salieron huyendo. Las heridas le obligaron a estar tres días en cama, con múltiples contusiones por todo el cuerpo. El director de los centros de acogida de Comisión Católica, Manuel Sánchez Montero, afirma que tras enterarse de la agresión, le costó mucho convencer a Vladislav para que denunciara el hecho a la policía. "Tuvimos que quitarle el miedo. Creía que la policía lo iba a deportar o detener", agrega. Vladislav, junto a su mujer, embarazada de tres meses y su hija, se encuentra en espera de que se le conceda un permiso de asilo, en estudio actualmente. A pesar de tener pasaporte ruso, nació en Kazajistan, república musulmana al sur de Rusia, que se desgajó de la Unión Soviética tras la debacle comunista. Además de la crisis económica que sufre este país, Vladislav y su familia son de religión cristiana ortodoxa, una minoría en un país musulmán, con continuas convulsiones étnicas y problemas de inseguridad debido a las mafias. Todo esto les llevó a emigrar a España. Vladislav es economista, pero está dispuesto a aceptar cualquier puesto de trabajo. De momento, aprende español gracias a las clases que ofrece la ONG Sevilla Acoge, y más tarde recibirá cursos de formación ocupacional. Sánchez Montero cree que el ataque que ha sufrido este inmigrante es un hecho aislado, ya que según comenta "el barrio de Felipe II siempre ha acogido muy bien a estas personas, y Vladislav, precisamente, ha sabido integrarse muy bien". De todas maneras, el responsable de Comisión Católica se muestra preocupado por las cotas de racismo que se están alcanzando en la población española, "ya no son sólo grupos organizados, sino gente descontenta y desengañada con los políticos que busca como desquitarse con las minorías". Hay pocas posibilidades de que los culpables sean detenidos, de hecho, hasta ahora, según Sánchez Montero, la policía nunca les ha llamado para realizar una rueda de identificación y localizar a posibles culpables de agresiones racistas. "Pero de momento, nos conformaríamos con un poco de humanidad para que Vladislav y su familia consiguieran un permiso de residencia".

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