Gimnasia para dormir
Su madre se hartó de las noches en vela, de las idas y venidas por el pasillo de casa cada vez que sospechaba que Andreu había vuelto a despertarse. Así que un buen día, sin saber ya qué hacer con el niño, se marchó al médico en busca de una solución. "¿Qué hacemos con el crío, no hay manera de que duerma bien un solo día?", preguntó desesperada. "Tiene que hacer deporte, hay que canalizar toda la energía que lleva dentro, que llegue cansado al final de la jornada". Al día siguiente, Andreu Vivó, que acababa de cumplir cinco años, comenzó su carrera deportiva, aunque en realidad su primera visita al gimnasio fue como terapia contra el insomnio.Andreu, que acaba de cumplir 21 años, festeja estos días su brillante actuación del pasado fin de semana en el Torneo Internacional de París. De nuevo la casualidad le colocó en el pabellón de Bercy entre los mejores gimnastas del mundo. Estaba previsto que Jesús Carballo representara a España pero los técnicos de la federación decidieron dar un respiro al campeón, que acababa de regresar de la American Cup y tenía por delante otra cita en Alemania.
El recambio resultó tan acertado que el joven catalán ganó dos medallas en las finales por aparatos, en las que se impuso con autoridad en barra y logró el bronce en paralelas. En la final de barras se midió con Jani Tanskanen, el actual campeón de la especialidad, y en la de paralelas mejoró su actuación de los días previos y logró el bronce empatando con el ucranio Alexander Beresch y por detrás del chino Zhao Sheng y el francés Yann Cucherat.
La actuación de Andreu en París ha puesto en alerta a muchos, aunque quienes siguen día a día el Plan ADO no se sorprenden de la progresión de este gimnasta, que disfruta de una beca A-2 o, lo que es lo mismo, del apoyo institucional a los deportistas con más futuro. "El torneo de París ha sido uno de los más difíciles en los que he participado, porque la organización impide que los gimnastas tomemos contacto con los aparatos antes de competir. Nos obligan a entrenarnos sólo en la sala de calentamiento en medio de un silencio sepulcral. El contraste es grande porque cuando salimos al exterior nos esperan miles de espectadores y unos aparatos que no hemos podido probar", explica Andreu.
Estas circunstancias no son ninguna rémora para Andreu. Su carácter inquieto, los nervios que de niño le mantenían en vela y no dejaban dormir a su madre se han transformado en viveza sobre los aparatos y cierto descaro para enfrentarse al público. "No creo que el médico al que acudió a mi madre lo supiera, pero Alfredo Hueto, mi entrenador, siempre pensó que estos nervios míos iban a ser una de mis mejores bazas para competir".
Andreu, como todos los grandes gimnastas, tiene un cuerpo fabricado con dolor a base de horas y horas de entrenamiento. Sus huesos con el tiempo se han deformado hasta adaptarse a la morfología específica de esta especialidad. Por el camino ha tenido que superar tantas lesiones que ha perdido la cuenta: "Me he roto casi todos los dedos de las manos, los codos y en una ocasión los dos tobillos a la vez cuando hacía un ejercicio en el que intentaba dar un doble mortal en el suelo y luego un salto hacia delante".
Andreu admite resignado que se le compare con Carballo, incluso él mismo lo hace. "Jesús es más completo que yo, pero creo que yo soy más brillante en algunos aparatos". Confiesa su preferencia por las paralelas y la barra. "Te llegas a enganchar con la sensación de riesgo que sientes sobre todo en la barra. La adrenalina te sube una barbaridad". Lo que Andreu lleva peor es que se compare a Carballo con Blume. Por eso aclara: "Es muy difícil que alguien se asemeje a Blume. Además, yo soy catalán como él, y Jesús, no".
Este fin de semana, Vivó y Carballo compiten juntos en Alemania. Al enfrentamiento oficial se une otro, el duelo particular que mantendrán ambos gimnastas. Andreu afronta este nuevo reto con aparente tranquilidad. Ya no se pasa las noches en vela, ni tan quisiera cuando tiene por delante un compromiso como éste. "Ahora soy un dormilón".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.