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El guardia que mató a un inmigrante declara que la víctima intentó robarle

drid El guardia civil en la reserva activa acusado de matar de cinco disparos y por la espalda al inmigrante marroquí Mourad El Abdinine, de 19 años, declaró ayer en su juicio que disparó a la víctima porque ésta intentó robarle el bolso de bandolera que portaba. En ese bolso llevaba un revólver cargado con seis balas del calibre 38, un machete y una canana con otras 16 balas, la mayoría terminadas en punta hueca, cuyo uso está prohibido a particulares y que él conservaba de su estancia en el cuerpo.

El crimen de Mourad se produjo en la madrugada del 20 de junio de 1997 en la calle de Barquillo (Centro). El fallecido iba acompañado de su novia y desarmado.El acusado, Miguel Ángel Martínez Usea, de 32 años, para quien el fiscal solicita 15 años de cárcel por homicidio, admitió ante los miembros del jurado que antes del crimen estuvo oyendo misa en una parroquia y que después entró en un bar, donde tomó cuatro combinados de alcohol que le dejaron mareado. Debido a esa indisposición se tumbó en un portal de la calle de Barquillo, se quedó dormido y, siempre según su versión, se despertó al notar que alguien intentaba arrebatarle el bolso. "Me asusté y disparé", señaló.

Uno de los abogados de la acusación le preguntó el motivo de llevar tantas armas y munición en un bolso y por la calle. Señaló que lo hacía "por motivos de seguridad, como autodefensa". Los miembros de la Guardia Civil, precisó, "somos objetivo de ETA". ¿Y el machete también lo necesitaba?, le preguntaron. "Es un instrumento útil para abrir latas, y es como si llevara una pluma o un lápiz", destacó.

La Guardia Civil, tras pasar el acusado a la reserva activa por las lesiones que sufrió en un accidente de tráfico, le retiró el arma reglamentaria, si bien le facilitó un permiso para llevar una propia el 20 de diciembre de 1996.

Agresión sexual

El procesado reconoció que dos meses antes del crimen fue detenido por una supuesta agresión sexual a una prostituta. La chica logró refugiarse en el cuarto de baño y desde allí, a través de un teléfono móvil, avisó a la policía para que la rescatasen. "Me engañó en el dinero, pero no ocurrió nada", declaró. Tras esta supuesta agresión, la Guardia Civil le abrió un expediente para retirarle el permiso de armas. El crimen se produjo dos meses después.En el juicio, que hoy continuará, intervienen como acción popular SOS Racismo y la Asociación de Emigrantes Marroquíes en España. SOS Racismo sostiene que el guardia disparó sobre el inmigrante sin mediar provocación y tras preguntarle "si era moro", a lo que contestó que sí.

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El guardia, que admitió ayer que estaba en tratamiento psiquiátrico desde 1993, negó haber actuado por motivos racistas. Tampoco dio ninguna explicación del por qué rehusó someterse a la prueba de alcoholemia. "No sé, tras disparar oía voces y ruidos...", comentó. La defensa del acusado alega que su cliente sufrió un trastorno mental transitorio.

El acusado pasó a la reserva activa en julio de 1996, tras sufrir un accidente de tráfico que le dañó la rodilla.

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