"Si todo sigue normal, 8,70 en Sevilla "

Cuando Bob Beamon saltó 8,90 metros en los Juegos de México 68 daba un avance de un 6,58% respecto a su anterior mejor marca, 8,35 metros. "Una barbaridad", dicen los expertos. Como tal ha pasado a la historia. En la curva de progresión de los récords del mundo de salto de longitud, una disciplina de la que se dice que sus marcas avanzan a saltos, el vuelo de Beamon se sale. Yago Lamela comenzó el año con una mejor marca en pista cubierta de 8,13 metros. El domingo saltó 8,56 metros. Una progresión del 5,28%. No es una barbaridad, pero es extraordinaria. "Ha saltado mucho y en unas condiciones únicas, muy difíciles de repetir", dice Juan Carlos Álvarez, el especialista en saltos de la federación española. Lamela tuvo el momento mágico que dicen que tienen todos los grandes saltadores. Pero sus preparadores no creen que ahí se acabe todo. "Si todo sigue así, si no hay ningún contratiempo, si no hay lesiones, Yago saltará 8,70 metros en el Mundial de Sevilla", pronostica Álvarez. "Y no me gusta exagerar".Las lesiones son frecuentes por la gran violencia que supone para las articulaciones y los músculos el impacto de la batida a casi 40 kilómetros por hora, aunque no alcanza la intensidad del segundo salto en triple o del brazo en el lanzamiento de jabalina, un latigazo de casi 110 kilómetros por hora. La fuerza activa que ejerce el saltador de longitud es de seis o siete veces su propio peso, suficiente, en el caso de Lamela para mover en 110 milésimas de segundo 500 kilos .

Álvarez, un estudioso del salto de longitud, aún no tiene todos los datos para analizar el vuelo de Lamela en Maebashi para determinar qué cerca de sus límites anduvo. Pero tira de calculadora y llega a algunas conclusiones.

Lamela es un blanco en un paraíso negro. Exceptuando al primer recórdman mundial, un irlandés llamado O"Connor, que saltó 7,61 metros en 1901, sólo el armenio Igor Ter-Ovanesian (8,31 metros en 1962) ha sido de raza blanca. Los demás -Gourdin, LeGendre, De Hart, Hamm, Cator, Owens, Boston, Beamon y Powell- son negros. La explicación ha hecho siempre referencia a unos músculos especiales. Lamela anda por ahí. "Tiene una gran calidad muscular", dice Álvarez. "Tiene un músculo que a igualdad de tamaño con el de otros da más fuerza y más velocidad. Es capaz de alcanzar la máxima fuerza en un tiempo mínimo. Es rápido y explosivo. Yago podría ser un velocista a nivel de récord español".

Pero la velocidad no lo es todo. "La longitud del salto no depende de la velocidad máxima, sino de la que obtenga en la batida. Pero hay casos excepcionales. Lewis era el más rápido (11,2 metros por segundo) y no tuvo nunca el récord. En el otro lado, Pedroso es de los más lentos (10,6 metros por segundo) y ha logrado ya saltar 8,71 metros. Lamela está en un punto intermedio: al aire libre llega a 10,7 y tiene margen de mejora. Su carrera actual es corta, de 18 pasos, y puede dar dos más, con lo cual ganará velocidad".

En realidad el buen salto es la resolución perfecta de una ecuación en la que entran la precisión en la tabla de batida, la posición perfecta para poder saltar bien (poner el pie de batida delante sin frenar) y la velocidad. Son elementos que se interfieren uno a otro en el momento crítico y que Lamela ya domina extraordinariamente bien a los 21 años. "Es lo que se puede llamar talento natural del atleta", dice Álvarez. "Y como no está limitado ni por falta de fuerza, ni de velocidad, ni de técnica... Lo que más puede pulir es el peso. Pedroso mide lo mismo que él (1,77m) y pesa 10 kilos menos (67). Si consiguiera adelgazar sin perder fuerza, sería más ágil, más elástico, más longilíneo en el momento del vuelo. Y eso son centímetros".