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Entrevista:

"Es divertido descubrir lo que los madrileños guardan en azoteas"

Javier Tarno (Melilla, 1955) lleva 18 años volando en globo. La fiebre por los amaneceres en barquilla le sobrevino con un encargo del padre de la aerostación en España, Jesús González Green, para la primera regata de globos que se celebró en 1978. Se estrenó como simple "soguilla", o sea, tirando de la soga del globo, mas le vio entonces la cancha profesional al asunto y, preso del frenesí de las alturas, se hizo instructor de vuelo. Ahora recuerda con nostalgia los encargos del principio, como los 40 días que se pasó sobrevolando San Sebastián con la lona publicitaria de una caja de ahorros. El negocio creció y el parque aerostático de Boreal (su empresa) empezó a llenarse de globos nuevos: siete y un dirigible. Una prohibición municipal por "problemas con el aeropuerto" eliminó hace dos años la ruta turística de vuelos por la capital con salida en el Palacio Real, así que se trasladó a Villanueva del Pardillo, paraíso del aterrizaje por su escasez de cultivos. A la espera de que se levante el veto, Javier surca los cielos de la región por el sur hasta Aranjuez. En su palmarés hay tres campeonatos de España ganados.Pregunta. ¿Cuál es la mejor época para volar en globo?

Respuesta. Tenemos un calendario como el de los toreros: desde las fallas hasta el Pilar. Aunque los anticiclones de invierno son estupendos para volar, en esta época hay poco trabajo.

P. ¿Para quién se montan estos vuelos?

R. Tienen varios usos: el publicitario es el más antiguo y el más habitual aun hoy. También están los paseos en globo, que satisfacen ese sueño de niños que todos hemos tenido. Se hace como regalo de cumpleaños, aniversario o despedida de soltero, y casi siempre lo encargan mujeres. Ofrecemos vuelos de una hora (20.000 pesetas) con cinco personas como máximo, además del piloto.

P. ¿Se busca aventura o romanticismo?

R. Las dos cosas. Mientras que saltar en paracaídas o hacer puenting es más arriesgado, subir a un globo te asegura ese punto de incertidumbre e intranquilidad, pero a la vez proporciona una sensación más calmada y placentera una vez superado el miedo inicial.

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P. ¿Es bueno el clima madrileño para volar?

R. En verano es muy caluroso, y por eso volamos muy temprano, pero los anticiclones invernales son fabulosos. El otoño pasado fue divino.

P. ¿Cuál es la imagen de Madrid desde las alturas?

R. En general, es emocionante ver una perspectiva de la ciudad que no percibes cuando paseas por la calle. Una cosa que sorprende mucho es el huerto del convento de las Descalzas, al lado de la plaza del Callao. Es una preciosidad contemplarlo desde el aire. También es divertido descubrir las cosas que guardan los madrileños en las azoteas y en sus observatorios astronómicos, cosas que jamás se perciben desde la calle.

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