¿Nikita Mijalkov al Kremlin?
El cineasta, ganador de un oscar, entra de soslayo en la carrera para la presidencia de Rusia
¿Luzhkov, Lébed, Primakov, Chernomirdin, Yavlinski? ¿Quién será el próximo presidente de Rusia? Tal vez ninguno de ellos. Tal vez, quién sabe, sea Nikita Mijalkov. Tiene 53 años, es el director de cine ruso más popular dentro y fuera de su país, preside la Unión de Cineastas, encandiló con su enternecedora Ojos negros, ganó el Oscar con Quemados por el sol y se dispone a lanzar el 19 de febrero, en el Palacio de Congresos del Kremlin, El barbero de Siberia. Es una película llamada a marcar una época, y no sólo porque su presupuesto, de más de 6.000 millones de pesetas, es superior al de todos los filmes producidos en Rusia en 1996.Nikita, nieto y bisnieto de famosos pintores, hijo de escritores y poetas (su padre escribió la letra del himno de la URSS), hermano del director de cine afincado en Estados Unidos Andréi Konchalovski (Siberiada, Los amantes de María), dijo en una ocasión que no entraría en el juego de los partidos, aunque fue elegido diputado (luego renunció al escaño) en 1995, en la lista del progubernamental Nuestra Casa es Rusia. "Yo mismo soy un partido", recalca Mijalkov.
Unas declaraciones a The Sunday Times en las que ha dicho que, aunque no busca el poder, tendrá que pensar muy seriamente en aspirar a la presidencia si siente que el pueblo lo necesita, le ha situado en el ojo del huracán. Es casi lo mismo que afirma aún el alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, el principal candidato (aunque no haya anuncio oficial), y mucho más de lo que admite el primer ministro, Yevgueni Primakov, que reitera que no aspira al Kremlin con el mismo énfasis con el que sostenía que jamás aceptaría la jefatura del Gobierno.
La noticia ha saltado a las primeras páginas, adobada con los comentarios de Borís Berezovski, el maquiavélico magnate que dirigió la reelección de Yeltsin en 1996. Mijalkov, asegura este maestro de la intriga, "piensa y se preocupa por Rusia, es elegible, famoso y gusta a las masas". No es, añade, como los otros candidatos. Y concluye: "Si se presenta, le apoyaré".
¿Y cuál ha sido la reacción de Nikita? Primero, negar; luego, matizar. Ausente en Alemania, ha concedido una pequeña entrevista al diario Rosiiski Vesti, que controla parcialmente la Unión de Cineastas, que él preside. "Siempre he considerado inmoral", afirma, "discutir candidaturas con el presidente, elegido por el pueblo, vivo y ejerciendo sus funciones. Todo este alboroto no puede llevar a nada bueno". ¿Rotundo mentís, entonces? Ni mucho menos, porque, tras añadir que cuando llegue el momento respaldará a quien vea con fuerza y deseos de salvar a Rusia, remata: "Pero qué puede hacer un patriota si no hay una persona semejante. En lo que a mí respecta significaría un sacrificio gigantesco, porque el poder sería una dura carga". Y, tras señalar que su teléfono está a punto de romperse con las llamadas de quienes desean organizarle su estado mayor y una ambiciosa campaña, casi suplica: "¡Hermanos, todo esto es anticonstitucional!".
Mijalkov se deja querer, y en eso es un experto. Se dice que podría arrasar con el voto femenino. Las mujeres adoran no ya al director de cine y al hombre público, sino también a un expresivo actor que, en El barbero de Siberia, por ejemplo, se mostrará tras las barbas del mismísimo Alejandro III, el penúltimo zar. Aunque el estreno oficial de la película será el 19 de febrero, en realidad hubo un adelanto, a comienzos de este mes, en Almaty, la antigua capital de la república asiática de Kazajstán, en lo que constituyó un singular regalo para su amigo el presidente Nursultán Nazarbáyev, que se presentaba a la reelección. El aplauso con el que premiaron a la película los 3.500 asistentes a la proyección, celebrada en el Palacio de la República, duró 25 minutos.
La promoción del filme no tiene precedentes en Rusia. Incluso se han creado dos nuevos perfumes, Cadete 1 y Cadete 2, basados en los olores preferidos de Mijalkov, que, supuestamente, se unta cada mañana su exuberante bigote con aromas de sándalo y musgo. ¿Por qué Cadete? En honor a uno de los personajes centrales de la película, el cadete Andréi Tolstí (interpretado por Oleg Ménshikov), del que se enamora la norteamericana Jane (Julia Ormond), cuya misión en Rusia es utilizar sus encantos para que el aventurero e inventor McCrecken (Richard Harris) consiga la licencia de producción de El barbero de Siberia, que no es sino una sierra móvil de vapor para cortar árboles. Pero eso es sólo el argumento, y el encanto del filme va mucho más allá, dicen los pocos que ya la han visto. Según el propio Mijalkov, "trata del honor y de la dignidad, no de cómo fue Rusia, sino de cómo debe ser".
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