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BALONCESTO LIGA ACB

El Real Madrid deja a medias su paseo ante el colista

Que el Madrid es un equipo sin banquillo se reveló como cierto hace ya tiempo. Al conjunto blanco le sostienen sus dos aleros y sus dos pívots titulares, más allá de alguna puntual aparición de Lasa y Santos. Pero hay ocasiones en que esa dependencia resulta exagerada. La de ayer, sin ir más lejos. Los blancos recibían al Murcia, el colista se le mire por donde se le mire, en lo que se antojaba una magnífica ocasión para que los menos habituales se lucieran.Clifford Luyk, en un primer momento, confió en los de siempre, con el añadido de Victoriano, y el Murcia se sintió herido por el rodillo blanco. Pero Luyk dio descanso a Herreros y compañía y el Madrid se hizo un lío. Desperdició una cómoda diferencia 24-15 (m.10) para irse al descanso con un resultado impensable (39-38).

REAL MADRID 80

CB MURCIA 70Real Madrid: Victoriano (5), Angulo (12), Herreros (20), Tanoka Beard (14), Struelens (18) -cinco inicial-, Lasa (4), Luyk (0), Martin (7), Iturbe (0) y Santos (0). CB Murcia: Hansen (9), Sánchez Bernat (11), Escudero (9), Bryson (11), Wood (11) -cinco inicial-, Wright (6), García (0) y Edu Sánchez (13). Arbitros: Mas, Herrera y Galerón. Sin eliminados. Partido correspondiente a la 22ª jornada de Liga. Unos 3.000 espectadores en el Parque Corredor de Torrejón de Ardoz (Madrid).

En vista de los hechos, Luyk olvidó cualquier experimento y volvió a colocar en pista a los que suelen vivir inspirados. Y pasó lo que pasó. Herreros lanzó seis triples, los convirtió todos, y el Murcia encajó un demoledor 26-3 en nueve minutos. Todo parecia vendido con aquel 65-41, que no hacía sino reflejar la monumental distancia que separa al líder del colista. Parecía cantado que el Madrid engordaría aún más sus cifras en eso que llaman los minutos de la basura. Y precisamente de basura se puede hablar para definir lo que vino después. Sacó el técnico de la pista a los dos Albertos y a Tanoka y dio paso, de nuevo, a los menos afortunados en aquello de encestar (Santos, Martin, Luyk y compañía).

El choque, entonces, cambió de color. Se sintió iluminado el Murcia y el Madrid se ahogó en su falta de proyección atacante. Un parcial de 2-18 a favor de los murcianos estrechó las diferencias, que se quedaron, a falta de cuatro minutos, en ocho puntos (67-59). Pero apareció Eric Struelens, el cuarto en discordia, que se agigantó en los minutos finales, decidiendo un partido que, de imponerse la lógica, no hubiera sido sino un paseo para los blancos. Pero el banquillo del Madrid no entiende de paseos.

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