Un mito y una industria
El pasado mes de junio en Salt Lake City, el mundo entero pudo ver el último disparo del mejor jugador de todos los tiempos. Michael Jordan lanzó a canasta un tiro (el último) que supuso el sexto título de campeón de la NBA para su equipo, los Chicago Bulls. Un tiro que pareció quedar suspendido en el espacio y en el tiempo. El final perfecto.EL MITO. "Su última canasta sirvió para obtener un campeonato", dijo Charles Barkley. "¿Qué más se puede pedir? Esa es la fantasía de todo jugador: retirarse siendo un mito".Aparte del último tiro en Utah, Jordan ha tenido momentos estelares, como aquel 20 de abril de 1986. Ese día, el mítico Larry Bird dijo haber visto a Dios en la figura de Jordan. Fue en el Boston Garden. Aquel día, Jordan anotó 63 puntos y forzó a los Celtics a dos prórrogas antes de que los Bulls cayeran por 135-131.
EL EJECUTIVO. Michael Jordan ha creado una industria del calzado deportivo. También ha contribuido a levantar un imperio financiero utilizando su nombre y su imagen. Sus ingresos anuales en concepto de imagen ascienden a 5.000 millones de pesetas, y su impacto en la economía según un reciente informe de una revista financiera es de 1,5 billones de pesetas. A partir de ahora, el Jordan de traje y corbata seguirá siendo una inversión rentable: sus ingresos no bajarán de los 4.000 millones anuales. Sus ingresos no bajarán de los 4.000 millones de pesetas una vez que se retire. David Falk, su agente, llegó a decir: "Ya no es un jugador. Es una industria".
En el exterior del United Center -la cancha de los Bulls- hay una estatua erigida tras su primera retirada. En ella hay una inscripción que dice: "Best There Was, Best There Ever will Be" ("El Mejor que ha habido, el mejor que habrá"). Las palabras son perfectas para describir a una verdadera superestrella.
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