DON JUANESCO Y BEBEDOR

Agobiado por un escándalo que ya ha producido las dimisiones de dos de sus ministros, el primer ministro británico, Tony Blair, trataba ayer de capear el nuevo temporal político desatado por una sensacional biografía del titular de exteriores, Robin Cook, según la cual el barbudo y pelirrojo escocés que conduce la diplomacia británica es un descarado mujeriego con gran afición por las copas y los somníferos. Al menos ése es el retrato que pinta Margaret Cook, la desdeñada ex mujer del ministro, a la que el funcionario laborista abandonó tras 28 años de matrimonio para casarse con su joven y atractiva secretaria, Gaynor. La oposición conservadora ha tomado el argumento al vuelo para sugerir que Cook difícilmente puede ser considerado un digno representante de la diplomacia del Reino Unido, sobre todo de un Gobierno que intenta dar una prístina imagen de moralidad, buenas costumbres y "valores familiares". Hay, por cierto, sospechas de que el libro es una venganza de mujer despechada.-