Pujol y san Pafnucio

Ni el obispo Torras i Bages, ni Montserrat, ni el nuncio de la Santa Sede, Lajos Kada. Ayer fue san Pafnucio el referente religioso del discurso del presidente de la Generalitat, Jordi Pujol. El lugar elegido no podía ser mejor: Ràdio Estel, la radio de los obispos catalanes, la emisora que marca el hecho diferencial frente a la COPE de sus hermanos beligerantes en el episcopado. "San Pafnucio vivió en Egipto, era un gran penitente: se alimentaba de hierbas y lagartijas y un día quiso medir su santidad", contó Pujol. Dios le envió a una ciudad donde, le aseguró, encontraría a alguien tan santo como él. Y allí halló a un bandido cuyo único acto de misericordia consistió en haber perdonado la vida a una madre y a un hijo en un poblado del desierto que acababa de asaltar. De esta manera ilustró Pujol -y así podrá oírse en el programa Amb llum pròpia, que se emitirá el próximo viernes de 23.00 a 24.00 horas- que los hombres no pueden ser jueces de sí mismos. Pujol, que repasó su vida familiar y social, dijo que si fuese periodista le preguntaría al presidente de la Generalitat por el programa de detección precoz del síndrome de Down o bien por el programa Omnia de introducción de la informática en las escuelas.A la salida, los periodistas le aguardaban para preguntarle si las elecciones catalanas serían en octubre como anteayer dijo el consejero Xavier Trias. Pujol respondió: "Pueden irse ustedes de vacaciones tranquilamente durante siete meses". Ayer tocaba san Pafnucio.