Torre Baró elimina los últimos restos de barraquismo y amplía la zona forestal
Torre Baró, en el límite norte de Barcelona y del parque de Collserola, está recuperando el suelo calificado de forestal y ocupado por barracas. El concejal del distrito de Nou Barris, Antoni Santiburcio, explicó ayer las actuaciones realizadas y en proceso en un barrio construido sobre la ladera de la montaña en el que edificaciones ilegales convivían con otras en estado ruinoso. La actuación municipal afecta a un total de 27.500 metros cuadrados de superficie, parte de los cuales han sido expropiados y otros recuperados como zona forestal de Collserola.
La zona de Torre Baró era, a principios de los años sesenta, lugar de excursión para algunos barceloneses de los barrios situados en el norte de la ciudad e incluso para los residentes de Santa Coloma de Gramenet. Poco después, el área se convirtió en un hervidero que llegó a tener 6.000 habitantes. En septiembre, el alcalde de Barcelona, Joan Clos, anunciaba la intervención municipal en el distrito, tras años de planificación aplazada, y calificaba la zona como de "urbanismo colgante": calles en pendiente de tránsito difícil, unidas al centro por el tren de Cercanías frente al metro deseado y prometido en campaña electoral que no acaba de llegar. Los 6.000 habitantes se han ido reduciendo hasta llegar a los 2.000 actuales, en parte por la falta de condiciones del barrio, según los vecinos, y ello pese a que durante los dos últimos años la sociedad Probasa (Pro Nou Barris, SA) ha propiciado diversas actuaciones encaminadas a resolver los problemas más acuciantes. Finalmente, ayer, Santiburcio presentó las intervenciones destinadas a erradicar las viviendas que ocupaban zona forestal y las que amenazaban ruina. Intervenciones sobre 15.500 metros cuadrados expropiados y 12.000 metros cuadrados en los que se han eliminados las barracas para poder limpiar la zona e integrarla en el parque forestal. Las actuaciones ha supuesto el traslado de 58 familias. De ellas, 22 han optado por ser realojadas en edificios públicos, todos ellos en el mismo barrio o en zonas adyacentes. Las otras 36 han preferido la indemnización que les ofrecía el Ayuntamiento barcelonés. Estas actuaciones han permitido derribar más de 10.000 metros cuadrados de techo, distribuidos a partes más o menos iguales entre viviendas obsoletas o con declaración de ruina. La cifra total de construcciones derruidas asciende a 102, de las que 84 ya han sido sometidas a la acción de la piqueta y otras 18 han empezado a ser derribadas sin haber concluido los trabajos. De estas 102 construcciones, 58 han sido expropiadas, mientras que los otros 44 edificios habían sido declarados en ruina. Algunos se hallaban en parcelas particulares y otros ocupaban suelo de titularidad municipal. El Ayuntamiento se propone crear en la zona un área de equipamientos, reubicar algunas viviendas y mejorar la red viaria con una nueva conexión con los barrios limítrofes. El Gobierno catalán ofreció a los vecinos la construcción de un funicular que les permita acceder a la estación de Trinitat Nova, en la línea 4 del metro de Barcelona. Esta oferta causó malestar en el Ayuntamiento, que entiende que es la Autoridad del Transporte Metropolitano el organismo encargado de tomar la decisión que corresponda. Las inversiones presentadas ayer suman un total de 550 millones de pesetas, incluyendo los coste de liberar el suelo, las indemnizaciones a las familias, el traslado de otras a viviendas públicas, los derribos y la limpieza del suelo ocupado por las barracas. El concejal Antonio Santiburcio precisó ayer que estas intervenciones son sólo una parte de las que globalmente necesita un barrio "tan singular y con tantos déficits como es Torre Baró".
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