En el cielo del jazz

Jazz latino o latin jazz. Jazz afrocubano se le llamó durante mucho tiempo. Su origen se sitúa a mediados de los años cuarenta, cuando el trompetista Dizzy Gillespie grabó Manteca con el percusionista cubano Chano Pozo. A Gillespie se lo había recomendado otro cubano, Mario Bauzá, director musical de la orquesta de Machito, que había llegado a Estados Unidos en 1930 y trabajó en orquestas como las de Chick Webb, Fletcher Henderson o Cab Calloway. Ya en 1943 se había podido escuchar Tanga, obra de Bauzá, en La Conga, club de la calle 53 de Nueva York, entre a Séptima y Broadway. Los músicos de ...

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Jazz latino o latin jazz. Jazz afrocubano se le llamó durante mucho tiempo. Su origen se sitúa a mediados de los años cuarenta, cuando el trompetista Dizzy Gillespie grabó Manteca con el percusionista cubano Chano Pozo. A Gillespie se lo había recomendado otro cubano, Mario Bauzá, director musical de la orquesta de Machito, que había llegado a Estados Unidos en 1930 y trabajó en orquestas como las de Chick Webb, Fletcher Henderson o Cab Calloway. Ya en 1943 se había podido escuchar Tanga, obra de Bauzá, en La Conga, club de la calle 53 de Nueva York, entre a Séptima y Broadway. Los músicos de Cuba dinamitaron las estructuras rítmicas establecidas y les cambiaron el bombillo, como dicen en la isla, a los héroes del bebop. Más tarde, ya en las décadas de los cincuenta y sesenta, llegaron los brasileños con la delicadeza de su bossa nova y esos artilugios percusivos que crean ambientes selváticos. Se metieron sibilinamente en la cabeza de Miles Davis antes de entrar en bandas como Weather Report o Return to Forever. De alguna manera el jazz recuperaba las raíces africanas que Cuba (y también Brasil) supieron conservar mejor. Se cuenta que el mítico Chano Pozo solía decir: ¨Me no speak English, Dizzy no speak Spanish¨. A lo que el famoso trompetista replicaba en inglés, ¨está bien, pero los dos hablamos africano¨. Y es que África está presente en el jazz y las músicas de Cuba y el Caribe, y Brasil. Músicas que tienen en común la capacidad de romper, y una natural inclinación a improvisar y experimentar. Rasgos que, según el compositor John Cage, distinguen al músico americano del europeo o del asiático, mucho más apegados a una tradición cultural. Con motivo de un homenaje a Mario Bauzá, el entonces alcalde de Nueva York, Edward Koch, dijo en su discurso: ¨cuando la maraca se encontró con el saxo tenor fue un flechazo. Llámenlo latino, afrocubano o como quieran, pero esa boda se celebró en el cielo del jazz¨.

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