Una milicia unionista da el primer paso para el desarme en el Ulster
En un paso teóricamente prometedor para el futuro político de Irlanda del Norte, una trituradora de metales hizo ayer añicos siete pistolas, dos subametralladoras, un par de escopetas de cañones recortados, 350 proyectiles y dos bombas caseras de la milicia protestante unionista Fuerza de Voluntarios Lealistas (LVF), la primera organización extremista del Ulster que acata la exhortación al desarme después de tres décadas de encarnizado conflicto contra los republicanos católicos.
Fue un trámite simbólico, rápido y ruidoso, que ilustró dos cosas: por un lado, el deseo de una de las organizaciones protestantes más violentas e implacables del Ulster de despedirse de la lucha armada y, por otro, el primer fruto visible de progreso político en la ardua marcha hacia la paz, patrocinada con tesón por los Gobiernos de Londres y Dublín. Horas después de que los molinos eléctricos hicieran trizas ese modesto arsenal, anoche se debatía en Belfast si la voluntaria entrega de armas del LVF va o no a inspirar al Ejército Republicano Irlandés (IRA) o, por lo menos, a emplazar a esa organización, la más militarizada del Ulster, a adoptar una postura menos belicosa.El IRA reiteró esta semana que no piensa entregar un solo cartucho a la Comisión Internacional de Desarme encabezada por el general canadiense John de Chastelain porque, a su juicio, si bien existe desde hace dos años la tregua y su frente político, el Sinn Fein, ha abrazado el proceso de paz sellado en Stormont la primavera pasada, la guerra no ha terminado.
El gesto de la LVF infundió ímpetu a la campaña londinense para rescatar el proceso de paz, seriamente amenazado por desavenencias entre el Sinn Fein de Gerry Adams y el Partido Unionista del Ulster (UUP) del líder protestante probritánico David Trimble.
Horas antes de que De Chastelain supervisara la destrucción del modesto arsenal protestante, líderes probritánicos y nacionalistas consiguieron zanjar uno de los principales obstáculos del proceso con un acuerdo para formar un consejo ministerial autónomo de diez miembros para el nuevo Gobierno del Ulster. Ese paso facilitará la creación de seis organismos de cooperación entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda, de conformidad con los términos del acuerdo de Stormont.
Bertie Ahern, el primer ministro de Dublín, presentó el gesto de la LVF como "un paso importante y alentador". Después de que esta organización convocara a una delegación de la comisión de Chastelain para hacer entrega del arsenal en un punto no identificado cerca de Portadown, un portavoz de la milicia dijo que el gesto debe generar "un acto de reciprocidad" de parte del IRA, la organización que, según fuentes militares, posee decenas de toneladas de armas y explosivos.
El general de Chastelain estaba satisfecho, pero se mostró prudente. "Nuestra misión aquí es fomentar la rendición de las armas, pero no hay que olvidar que se trata de un proceso voluntario", declaró. "El efecto que esto vaya a tener en otras bandas paramilitares depende exclusivamente de ellas", agregó.
Trimble aprovechó del episodio para intensificar la presión protestante para desarmar y desactivar definitivamente al IRA. "Se les ha dado un ejemplo y espero que ellos y otros lo sigan", manifestó. "Las organizaciones armadas republicanas deben demostrar su compromiso con el proceso de paz y su compromiso con la democracia".
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