El Sevilla desnuda al Rayo

Se acabó la felicidad en Vallecas. El Rayo, que permanecía invicto ante los suyos, enterró ayer tan meritoria condición. Y lo hizo a lo grande, encajando una sonora goleada. Casi todos los culpables del desastre pertenecen a la nómina rayista. La excepción se llama Tsartas, un futbolista insultantemente superior a cualquiera de los que ayer pisaron el césped de Vallecas.Al Sevilla no le salió el partido de su vida, por mucho que el resultado final empuje al jolgorio. Porque es un resultado ficticio, al que le sobra trazo. Está engordado. El cuadro andaluz enseñó alguna cosita: la seguridad de Leal, las correrías de Juric, el empuje de Molnar... Y enseñó a Tsartas, claro. Palabras mayores.

Tsartas colocó el balón en la cabeza de Rokki para que éste hiciera el primer gol, de sus botas nació el segundo, él marcó el tercero y suyo fue el pase del cuarto, un canto a la imaginación. Jamás arrojó el Rayo la toalla, como corresponde a un equipo al que le sobra vergüenza. Se fue arriba y vio cómo, pese a quedarse el Sevilla con diez, el marcador no paraba de crecer. El Rayo desnudó su defensa y las andanadas de Pablo Lago no le llevaron a nada. El Sevilla pasó por encima de sus urgencias y se encomendó a Tsartas. De que el griego tuviera o no su día dependía todo. Y lo tuvo, vaya que sí.