Todo el mundo hace goles en el Madrid
La Real Sociedad jugó bien pero no pudo taponar la capacidad goleadora del equipo de Hiddink
FÚTBOL: 14ª JORNADA DE LIGAEl Madrid arregló sus distracciones con su habitual facilidad de encontrar la vía del gol. Venció a la Real con tantos de un defensa (Roberto Carlos), un delantero (Raúl) y un centrocampista (Seedorf). La Real, que jugó de forma convincente en largos periodos del partido, no encontró la fórmula para remediar el principal problema que genera el Madrid: la pegada. Se le puede superar en la calidad del fútbol, y no digamos en cuestiones como la consistencia, la atención y los mecanismos del sistema, pero el Madrid termina por hacer caja. Esta vez, el papel de pagano le tocó a la Real.El partido cambió de hilo en varias fases, pero por lo general fue a remonte de los goles. Primero se vio un fútbol tan relajado que se volvió pasivo, especialmente por el lado madridista.
REAL MADRID 3
REAL SOCIEDAD 2Real Madrid: Illgner; Panucci, Hierro, Sanchis, Jarni (Suker, m.57); Seedorf, Redondo, Roberto Carlos; Raúl, Mijatovic (Guti, m.31) y Savio (Jaime, m.88). Real Sociedad: Alberto; Fuentes, Pikabea, Antia, Aranzabal; Gracia (Jauregui, m.79), Gómez, Sá Pinto, De Pedro (Mutiu m.84); Idiakez (Aldeondo, m.60) y Kovacevic. Goles: 1-0. M.17. Roberto Carlos se interna por la izquierda, intenta centrar y la pelota entra por la escuadra. 1-1. M.50. Kovacevic remata un centro de Aranzabal. 2-1. M.60. Gómez pierde el balón, Savio lo recupera y lo pasa a Raúl que bate a Alberto. 2-2. M.65. Sá Pinto saca una falta y Kovacevic marca libre de marcaje. 3-2. M.86. Excelente pase de Suker a Seedorf, que supera al portero. Árbitro: Ansuategui. Amonestó a Redondo, Hierro, Antia y Gómez. Unos 55.000 espectadores en el estadio Santiago Bernabéu.
La Real comenzó con estilo y buen toque, aunque sin arañar, con una cierta falta de fiebre en el juego. Claro que en este aspecto el Madrid no puede dar lecciones a nadie. Arrancó con sordina, con una pereza que no consiguió aprovechar la Real, que actuó con academicismo, pero sin recursos para encontrar a Kovacevic. Cuando le encontraron, el delantero yugoslavo estuvo a punto de hacerle un roto al Madrid.
El Madrid resolvió el primer asalto con una contra, como es típico en los últimos tiempos. Salió del sopor en una jugada que comenzó con la intercepción de la pelota en la banda derecha. El resto fue sencillo y rápido. Mijatovic recibió en la media punta y prolongó un pase a Roberto Carlos, que llegó como un tren por la izquierda. Quiso meter un centro, pero le salió una parabola perfecta, con una comba extraña que sorprendió a Alberto. Era el primer remate del Madrid.
La Real superó el mal rato con más de lo mismo. Pareció un equipo ordenado, con bastante aseo en el juego, un equipo sistemático aunque sin demasiada capacidad de sorpresa. En el centro, Juan Gómez mezcló aciertos con errores. Por momentos acaudilló a su equipo con su aspecto de hombretón y su facilidad para recuperar la pelota. Sin embargo, entre sus indiscutibles cualidades no figura la fantasía. Ese papel le toca a Sa Pinto, que tiene una cierta tendencia a la confusión. Jugador impredecible, capaz de la mejor sorpresa y de errores ingenuos, dispone de una característica notable: no se borra.
Una de sus incursiones provocó el momento más polémico del encuentro. Seedorf entró con todo, midió mal y le derribó en el área. El árbitro, un incompetente redomado, demostró que es lo contrario de Sa Pinto: se borra.
La particularidad del Madrid radicó en su regreso al sistema original de Hiddink. Fernando Sanz saltó del equipo y volvió la defensa de cuatro. Con un detalle novedoso. Jarni actuó como lateral y Roberto Carlos jugó por delante.
Sistema por sistema, éste parece más adecuado para el Madrid, que tuvo un aspecto más robusto, con las líneas más y mejor conectadas. Sin embargo, el Madrid no jugó bien. Después de cada uno de sus goles, entró en fases de apatía. Sólo funcionó cuando hizo virtud de la necesidad. Es decir, cuando la Real le empató. Y eso ocurrió en dos ocasiones.
Los goles de la Real coincidieron con el verdadero estado del partido. Llegaron cuando el equipo de Krauss jugaba mejor, frente a la tendencia abandonista del Madrid. El empate se produjo después de una de las decenas de inservibles incursiones protagonizadas por Panucci, incapaz de meter un centro decente. Y como le cuesta regresar, la banda derecha madridista es una autopista para los rivales. Esta vez Aranzabal aprovechó la situación para progresar, mirar y colocar la pelota en el segundo palo. Apareció Kovacevic y gol. Un regalo de la pasiva defensa del Madrid.
Otra vez necesitado, el Madrid metió un poco de gas y marcó el segundo, precedido por un error de Gómez. De la jugada queda la espléndida definición de Raúl, que apenas había intervenido en el encuentro.
Y de nuevo, los madridistas volvieron a la molicie, castigada con otro gol de Kovacevic, que remató un centro del portugués Sa Pinto sin nadie a tres metros a la redonda. Cosas del Madrid.
El partido, que había comenzado con la tensión baja, se alteró con tanto gol. Quizá en el último trecho, cuando más exigido estaba, el Madrid jugó mejor. En lugar de caer preso de la ansiedad, jugó razonablemente bien. Guti, que había sustituido a Mijativoc - lesionado en un encontronazo-, ayudó a funcionar con criterio y calma. No cayeron en el ollazo ni en la frontalidad. El Madrid tocó y encontró. Un gran toque de Suker dejó a Seedorf frente a Alberto. El holandés levantó levemente el balón y lo colocó junto al segundo palo. Una nueva demostración del imponente arsenal del Madrid, donde todo el mundo tiene gol. Y esa moneda no se cambia por nada.
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