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Tribuna
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Hechos consumados

La Bolsa no dio mucho juego en esta última sesión, no tanto porque fuera un puente digno de disfrutar y muchos inversores decidieran aprovechar la coyuntura, como porque ayer era más evidente que nunca que todo está descontado para este ejercicio en los mercados de valores. También conviene recordar que la consideración de ejercicio se refiere exclusivamente a la fiscalidad y que no afecta a la dinámica de los mercados, es decir, que fiscalmente ya no hay alicientes al tiempo que a nivel económico y financiero sigue existiendo una crisis latente que, llegado el caso, no va a respetar fechas.

Ayer era el día en el que el Banco de España rebajaba el precio del dinero hasta el 3%, último'y precipitado punto que servirá de referencia para el funcionamiento de la moneda única a partir del próximo día 1 de enero.

La mecánica de esta sesión fue muy simple, con una primera subida que trataba de animar a los inversores a celebrar algo que conocían desde hacía cuatro días, con lo que el experimento se quedó en un intento que poco a poco fue perdiendo fuerza y adeptos.

Los inversores no tenían ganas de arriesgar ni un duro contando con una jornada festiva, la de hoy, por medio y con unos mercados que han dado abundantes muestras de volatilidad.

La contratación se quedó en torno a los 105.000 millones de pesetas efectivas en el mercado continuo, cifra que se queda corta para una jornada en la que hubo una clara intención de animar el ambiente y un posterior abandono de posiciones.

Las escasas alternativas que ofrece la Bolsa en estos momentos continúan desviando fondos hacia la renta fija, mercado que sigue registrando una fuerte presión sobre los precios y la consiguiente caída de las rentabilidades. La deuda española a 10 años caía al mínimo histórico del 4,12% y era acompañada en el proceso por la rentabilidad del bund alemán, cuya rentabilidad al cierre de esta sesión se situaba en el 3,88% y mantenía el margen de diferencia entre ambos productos en 0,24 puntos.

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