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15 años de magisterio

El defensa cumple hoy su aniversario con un historial que sólo superan Gento y Di Stéfano

Santiago Segurola

Discutido y enigmático, Manolo Sanchis (de 33 años) ha alcanzado un punto en su carrera que merece una perspectiva generosa. Sólo desde su enorme calidad como futbolista se puede entender que hoy cumpla 15 años en el primer equipo del Real Madrid. Nadie sin un gran talento para el fútbol puede cubrir un periodo semejante en un equipo de tanta exigencia. Pero tampoco se puede sobrevivir en el Madrid sin un carácter firme, refractario a las tensiones que se generan en el club, a la contadictoria sucesión de entrenadores, al peso de la prensa, a los humores de los aficionados, a todo aquello que termina por debilitar la posición de un jugador, y no digamos de un veterano. Porque quizá ningún futbolista del Madrid ha quedado más expuesto a las dificultades de su profesión que Sanchis.Es cierto que como integrante de la quinta del Buitre se benefició de unos privilegios casi desconocidos hasta entonces. En lo futbolístico, ganó títulos y prestigio; en lo económico, disfrutó de una posición inhabitual en el fútbol español en los años ochenta. Pero aunque disfrutó de tiempos de gloria en aquel Madrid, quizá lo más interesante de la trayectoria de Sanchis se ha percibido en los últimos años, en un tiempo de evidente desafío: el último superviviente de la quinta, y no un superviviente cualquiera, sino un jugador tiroteado desde muchas tribunas periodísticas, criticado en círculos poderosos del madridismo, sospechoso para muchos entrenadores -Benito Floro llegó a decir que el Madrid nunca podría volver a ganar la Liga con Sanchis como central-, apartado de la selección desde los 27 años (48 veces internacional hasta la designación de Clemente como técnico), obligado a demostrar su categoría frente al amplísimo número de centrales destinados a desbancarle. Ninguno lo ha logrado. Llegado el momento, Sanchis ha confirmado lo que se sabía desde su irrupción: que es un extraordinario futbolista.

Nadie puede ser un piernas con 481 partidos en Primera División, siete títulos de Liga, dos Copas del Rey, dos Copas de la UEFA, una Copa Intercontinental y un Campeonato de Europa sub 21. Ese historial sólo ha sido superado en el fútbol español por Gento y Di Stéfano. Estamos, por tanto, ante un jugador histórico, capaz de atravesar casi tres generaciones y continuar como titular de uno de los equipos más poderosos del mundo.

Debutó en Murcia el 4 de diciembre de 1983. Contaba 18 años. Di Stéfano le colocó en el medio campo. Marcó el único gol del encuentro. En La Condomina, la quinta arrancó sin el Buitre. Como grupo generacional, la quinta disponía de un par de características singulares: tenían clase y eran complementarios.

Aunque el ídolo infantil de Sanchis era Iribar -su primer partido en el torneo social del Madrid fue como portero-, acabó por convertirse en un especialista defensivo. Con un físico discreto (1,77 metros y un peso liviano para su condición de central), Sanchis ha sido un defensa intuitivo, casi científico en algunos aspectos del juego, como en el uso del cuerpo en el contacto con los rivales. En esta faceta, es un manual para cualquier defensa. En sus mejores momentos, especialmente en los periodos de gran motivación, Sanchis ha convertido el trabajo defensivo en un arte. Pocos han tenido su capacidad para descifrar las intenciones de los delanteros y tomar decisiones instantáneas y perfectas. Todo de manera silenciosa, un poco burlona, porque a Sanchis le cuesta caer en la demagogia. Nunca ha concedido ante al público, más predispuesto hacia lo centrales agresivos y físicos, hacia el que juega para el aplauso.

Quizá no ha tenido madera de líder, pero ese problema ha sido endémico en el Madrid. La cuestión es que Sanchis se ha convertido en un objetivo demasiado fácil para la crítica: siempre se le ha responsabilizado de sus errores y de los que cometen los demás. Pero la realidad es terca. Quince años después de debutar en Primera, Sanchis sigue firme. Es decir, sigue como titular del equipo que ha ganado la Copa de Europa y la Intercontinental.

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