La Real remonta entre desatinos
El Atlético acabó con nueve jugadores, pero mantiene viva la eliminatoria
La insistencia es patrimonio de los perseverantes, pero en el fútbol a veces tienen mejor fortuna los oportunistas. El Atlético, que viajó a San Sebastián con la misión de negociar un gol, cayó por la vía del aplastamiento. El equipo madrileño acabó despanzurrado, pero con vida y con opciones de dar la vuelta a la eliminatoria.En un tris vino su único tanto. El desarrollo y la ejecución del contragolpe fue como mandan los cánones. El Atlético aprovechó el lentísimo repliegue de los jugadores de la Real, instalados en el área de Molina mientras los colchoneros avanzaban en oleada. La conducción de Serena, flanqueado por otros cinco compañeros, se resolvió con un disparo de Juninho desde 25 metros.
REAL SOCIEDAD 2
ATLÉTICO 1Real Sociedad: Alberto; López Rekarte, Loren, Antía (Aldeondo, m. 68), Aranzabal (Cvitanovic, m. 76); Gómez, Jauregi (Kühbauer, m. 46), Sa Pinto, Gracia; De Paula y Kovacevic. Atlético de Madrid: Molina; Serena, Torrisi, Chamot (Ramón, m. 27), Toni; Njegus (Aguilera, m. 54), Mena, Valerón, Jugovic; Kiko y Juninho (Roberto, m. 67). Goles: 0-1. M. 3: Juninho se aproxima al borde del área y conecta un disparo que supera por alto a Alberto. 1-1. M. 45: Centra Sa Pinto desde la banda izquierda y Kovacevic cabecea desde el punto de penalti. 2-1. M. 87. Aldeondo centra desde la línea de fondo y Roberto, en propia meta, marca. Árbitro: Graham Poll (Inglaterra). Amonestó a Serena, Valerón, Toni, Antía, Sa Pinto, Kovacevic, Loren y Jauregi, Kühbauer. Expulsó a Torrisi en el minuto 63 y a Aguilera en el 74, ambos por doble amonestación. Unos 27.000 espectadores en Anoeta.
El sopapo llevó a la Real a maniobrar con dificultades por el centro. Se atrancó por la presión de los atléticos, que exageraron su intento de controlar. Ponerle demasiado corazón al juego tiene el inconviente de caer en la precipitación y de incurrir en una sucesión de errores que afearon toda la primera parte. Le ocurrió a la Real de esta guisa. El gol condicionó el partido porque el Atlético, con el marcador de su parte, se limitó a contemplar aquel cúmulo de desatinos. La pelota rebotaba en la rodilla de uno y salía despedida por la banda tras chocar con la espalda de otro. Con las botas, muy poco. El resultado gravitó en todo momento sobre el espíritu de los donostiarras, que no reaccionaron tras el mazazo que recibieron en el minuto tres.
A la italiana, Mena, Njegus y Jugovic exasperaron al adversario. El adelantamiento de los dos centrales acotó los espacios de Kovacevic y De Paula, a quienes llegaban los balones con excesiva velocidad. Sa Pinto asumió el encargo de poner la dirección correcta al partido, pero cayó en la aceleración y colisionó siempre con una barrera impermeable.
La única alternativa válida para la Real llegó en una jugada aislada. El empate tuvo un efecto vigorizante y el panorama cambió. El ajuste defensivo del Atlético cedió una pizca, lo que propició una alocada respuesta de los realistas tras el intermedio. De nuevo Sa Pinto, omnipresente, tomó las atribuciones de mando y sus porfías avivaron los ataques y encogieron las líneas rojiblancas, con más razón desde que Torrisi dejó en inferioridad a su equipo.
Sacchi reestructuró su equipo hasta llevarlo al desorden y la confusión, mientras Krauss llamaba a la cordura desde el banquillo: sumó dos delanteros (Aldeondo y Cvitanovic) y sacrificó el equilibrio del centro del campo, donde el Atlético no existía. Expulsado también Aguilera, el partido no existió. Se trataba de llegar hasta Molina como fuera, sin reparar en la estrategia.
La Real, a la carga, entraba con facilidad hasta el borde del área, pero ahí el Atlético tenía a todos los jugadores salvo Kiko formando una barrera tupidísima. Ni los centros eran los adecuados, ni los disparos desde fuera llevaban la dirección correcta, y tampoco se atrevió nadie a buscar un resquicio para meter un balón cruzado y sorprender por la espalda. Un remate de De Paula, un testarazo de Sa Pinto y un gol anulado fueron el único fruto que obtuvo la Real por la vía de un plan obstinado, alocado y disparatado. Pero un gol de Roberto en propia meta le dio el respiro final.
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