El Valencia alimenta al Celta y al Mallorca
El club valenciano ha armado en los últimos dos años a los actuales primer y tercer clasificados
Joan Gaspart, vicepresidente del Barça, le rompió los esquemas a Luis Aragonés, entonces técnico del Valencia, cuando desbarató un fichaje que ya estaba acordado, en noviembre de 1996: el del defensa Miquel Àngel Nadal por el club de Mestalla. El Valencia era un rival demasiado peligroso, dijo Gaspart. El club valenciano, sin embargo, se ha mostrado menos receloso a la hora de nutrir a sus rivales. O al menos en los casos del Mallorca y del Celta, clubes a los que, quizá por considerarlos de poco fuste, ha armado hasta los dientes. El resultado es sorprendente: en los dos últimos años, el Valencia siempre ha estado clasificado por detrás de estos dos equipos (el Mallorca fue quinto el pasado curso y ahora es primero; el Celta fue sexto y ahora es tercero). El Valencia fue noveno y ahora es quinto.De las relaciones comerciales entre el Valencia y el Celta ha salido beneficiado claramente el club gallego, que disfruta ahora de cinco ex valencianistas en el conjunto que tal vez mejor fútbol practica en el campeonato: Cáceres, Mazinho, Karpin, Sánchez y Penev.
Jamás entenderá el público vigués por qué el Valencia dejó marchar a Mazinho, el brasileño que mueve al Celta con fuerza y clase desde que en el verano de 1996 el ex presidente valencianista Francisco Roig lo traspasó al club gallego por 100 millones de pesetas. "Me han vendido a precio de banana", dijo entonces el centrocampista. Fueron órdenes de Luis Aragonés, quien, tras lograr el subcampeonato del Liga con el Valencia, creyó que Mazinho había entrado en su ocaso. Anduvo muy errado.
Como lo ha estado el club valenciano al no recuperar -en las diferentes ocasiones que ha tenido- a Juan Sánchez, el goleador criado en Paterna que ha alcanzado ahora su madurez con Víctor Fernández. Sánchez coincide en el ataque vigués con otro ex valencianista, Lubo Penev, al que, después de superar un cáncer de testículos, Roig despidió pensando que nunca se recuperaría para la alta competición. Lo hizo. Como se recuperaron, aunque éstos anímicamente, Karpin y Cáceres, que apenas rindieron en el Valencia y brillan ahora en Balaídos.
En cuanto al Mallorca, se produjo un gran desembarco. Corría el verano del 97 y Roig, siguiendo instrucciones de su entrenador, Jorge Valdano, traspasó medio equipo al Mallorca (Engonga, Eskurza, Romero, Moya, y Gálvez). A precio de saldo: 1.300 millones por todos ellos. Engonga ha sido posteriorente internacional con España, y Romero se ganó un traspaso al potente Deportivo de Irureta.
Pero aún hay más. El portero Molina, formado en la escuela valencianista, fue traspasado al Atlético por 100 millones en 1995. Esa misma campaña ganó la Liga y la Copa del Rey. Más lejos llegaría Mijatovic, que, éste sí, se marchó porque él quiso. Y en el Real Madrid marcó el gol de la ansiada séptima Copa de Europa. Le salió barato al Madrid, que pagó una cláusula de rescisión muy por debajo de la valía del jugador: 1.000 millones de pesetas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.